La automedicación en pandemia

Luego de un encierro forzado producto del inicio de una pandemia, pudimos observar que el acceso a atenciones médicas fue rápidamente orientada a casos con covid y sus complicaciones, postergando muchos pacientes sus controles médicos por meses e incluso más de un año, inicialmente, por miedo a contagiarse al asistir a recintos asistenciales desbordados con consultas de tipo respiratorias. Los posibles malestares no cesan por el encierro y es probable que se desarrollara gradualmente otra conducta que corresponde a la automedicación.

La automedicación implica la utilización de medicamentos sin supervisión médica. Hace un par de décadas, esta instalada costumbre no pasaba más allá de recomendar una “agüita de hierbas”, toronjil para la melancolía, manzanilla para los problemas gastrointestinales, ruda como antiespasmódico, entre otros. El más antiguo o mayor de la casa indicaba hasta la cantidad precisa y necesaria de la hierba para la infusión. Había que seguir las instrucciones porque mayor cantidad era tóxica o no “mejoraba” el malestar aludido, como por ejemplo, el uso del romero.

En una gran cantidad de hogares en Chile existe un adulto mayor que contribuye con medicamentos de uso crónico y de períodos de crisis en el manejo de su o sus problemas de salud. Estos medicamentos pasan a formar parte de un botiquín mal llamado “familiar”. Actualmente, y luego de estar confinados en la casa, a los primeros síntomas como fiebre, dolores de garganta, problemas abdominales de seguro promovieron el uso de medicamentos que estaban al alcance y en un “botiquín familiar”, siendo los fármacos más utilizados los analgésicos – antiinflamatorios que allí se encontraban, también estaba a mano el uso de antiácidos o de inhibidores de la bomba de protones como el omeprazol, que generalmente son utilizados por adultos mayores enfermos crónicos por la polifarmacia o uso de muchos medicamentos.

Es importante reparar en este tipo de conductas y otorgar la importancia que merecen determinados síntomas, los que a veces consideramos pasajeros o intermitentes. Sin caer en actitudes alarmistas o hipocondriacas, muchas veces síntomas de dolores frecuentes de cabeza, problemas gastrointestinales y otros pueden estar enmascarando un problema de salud de mayor. Una buena práctica es realizar controles periódicos de salud y evitar automedicarse.