ITS en Chile: una lucha contra el estigma

La discriminación a quienes padecen de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) continúa vigente. La mayoría de las veces es por una falta de información, muy importante y que antiguamente se asociaba a la promiscuidad sexual de tener varias parejas simultáneamente, además de un comportamiento sin protección.

En la actualidad, se han potenciado diversas iniciativas para proteger la salud sexual y reproductiva. Sin embargo, en la burbuja pública el estigma impide que muchas personas puedan ampliar sus competencias personales, así como sentirse seguras consigo mismas. El ocultar este tipo de enfermedades, se atribuye principalmente debido a la vergüenza y desinformación, en conjunto al peso por el rechazo social, un enjuiciamiento que expone de forma pública en una temática tan íntima como la vida privada y sexual que es en definitiva una transgresión a nuestros derechos por enclaustrar en estereotipos desactualizados sobre la promiscuidad.

Cuando, curiosamente, la mayor tasa de infecciones de transmisión sexual es presentada por mujeres casadas, que están expuestas a una pareja única sexual. Esto se ve mucho con los aspectos individuales y sociales, respecto la importancia de construir relaciones sexoafectivas responsables.

Las infecciones de transmisión sexual son un grupo heterogéneo de enfermedades transmisibles tratables que afectan a toda la población, tanto hombres, mujeres y otras identidades. En ese sentido, una persona puede adquirir el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y con el tratamiento oportuno se pueden evitar las complicaciones y secuelas, disminuyendo las posibilidades de adquirir una de las patologías con mayor estigma social denominado como SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida).

No obstante, las ITS más frecuentes en Chile son los condilomas, sífilis, gonorrea, herpes, infecciones por clamidia e infecciones vaginales y genitales. Por lo que se aconseja tener un control anual, especialmente en corporalidades gestantes, que permita evaluar con especuloscopía (exámen ginecológico y toma de PAP) el estado genital del cuello uterino y sus descargas de flujo.

En este sentido, la mayoría de las ITS se pueden prevenir, tratar y dar de alta. Lo más importante es el acceso a la información, sin prejuicios ni sesgos, que permita una educación sexual adecuada y entregue las herramientas necesarias para una actividad sexoafectiva responsable. El uso de preservativo y otros métodos de barrera, además de una comunicación efectiva entre parejas sexualmente activas siempre serán los mejores aliados.

Es decir, la prevención de Infecciones de Transmisión Sexual no está condicionada a las orientaciones sexuales de la población, ya sean personas heterosexuales, homosexuales, bisexuales e incluso otras diversidades. El hecho determinante es que, si no existe una protección, se está expuesto a un posible contagio, a la transmisión de estas infecciones que se manifiestan en su mayoría con sintomatología visible y su difusión.  Esta es una responsabilidad que recae no solamente en mujeres cisgénero heterosexuales, sino que en todas las corporalidades y orientaciones que tenemos hoy en día.