IMPUESTOS ¿PARA QUÉ?
Recientemente un grupo de diputados y diputadas dio una conferencia de prensa en el congreso para informar de la presentación de un proyecto reformas constitucional para suspender el pago de impuestos: el IVA en la canasta básica; el impuesto específico en los combustibles y las contribuciones de la “clase media”.
El objetivo de esta suspensión de cobro y pago es para palear el aumento del costo de la vida de las y los ciudadanos, las consecuencias de la inflación en los presupuestos familiares, el plazo de suspensión sería desde la entrada en vigencia de la ley hasta el 31 de diciembre de 2023.
Más allá de los propósitos que se busca con esta reforma constitucional, que son perfectamente entendibles y que requieren de medidas concretas desde el Gobierno y las instituciones del Estado, hay que mirar con mayor detalle el fin que tienen los impuestos y la razón de existencia de estos y de qué manera se relacionan con la ciudadanía y el Estado.
Los impuestos, en simple, son una fuente de financiamiento del Estado, que es constante y fiable. Estos impuestos son una de las formas en que la ciudadanía se relaciona con el Estado y lo hace partícipe y responsable de las políticas que se implementan con ese monto que entregamos diaria, mensual o anualmente al Estado.
Los impuestos, además son recíprocos, entregamos parte de nuestro dinero y nos los devuelven en forma de bienes y servicios públicos, podemos ser usuarios frecuentes o esporádicos de estos servicios, podemos ser beneficiarios o no de los bienes o servicios entregados por el Estado, pero sabemos que están ahí y que personas los reciben y mejorar su calidad de vida y bienestar con esas políticas.
Los impuestos pasan a ser una de las formas tangibles en el que el contrato social contemporáneo se hace efectivo, es una manera en que se traduce esta relación bidireccional entre ciudadanos y Gobierno, esto implica deberes y derechos, que mediante los impuestos podemos evidenciar que es bidireccional: deberes y derechos.
Las implicancias de aprobar esta reforma constitucional es que el Estado deje de recibir recursos económicos, menor recaudación significa menor cobertura de políticas sociales: bienes y servicios públicos; mayor focalización de la inversión y gasto público; estancamiento en ampliación de cobertura de políticas que apuntan a la universalidad; reducción de los servicios que utilizan la población más vulnerable del país.
Desde el punto de vista social la dicotomía económica presentada se puede resolver mediante la mantención de los instrumentos de recaudación que actualmente se tiene en Chile, los impuestos se deben mantener en sus montos para la toda la población sin distinción, ya que esto apunta a mantener y eventualmente no disminuir la cantidad y calidad de los bienes y servicios públicos que actualmente usa la ciudadanía con mayor porcentaje de vulnerabilidad.
Los impuestos no son un mecanismo de financiamiento que sea de aceptación sin cuestionamientos, generan resquemores entre las personas debido a que ese porcentaje que va a las arcas fiscales de manera directa o indirecta podría reducirse inmediatamente del precio a pagar como buscan los diputados y diputadas que están detrás de esta reforma constitucional.
Probablemente, el desconocimiento que se genera sobre el uso de los impuestos secunda esa postura de suspicacia ante el pago de impuestos, hace un tiempo atrás a los correos personales de los contribuyentes llegaba un documento con el detalle, proporcional, del uso y destino de los impuestos pagados en el año tributario anterior, pero desconozco el impacto de esa política de entrega de información que apunte a subsanar el punto de incertidumbre que genera el uso de los impuestos pagados o la cobertura que tuvo (tiene) el documento entregado.
La respuesta a lo plateado pudiese ser establecer como parte del nuevo pacto social las implicancias del pago de impuestos para el desarrollo del país, lo que se genera con estos y el impacto que tienen en la calidad de vida de los habitantes de Chile, los programas, políticas y proyectos que se financian con ese porcentaje que todas y todos pagamos diariamente, mensualmente y anualmente, concientizar sobre la responsabilidad que tenemos al pagar impuestos y los beneficios que se interrumpirían si no se mantiene la principal fuente de financiamiento del Estado.
Para que podamos progresar todas y todos debemos aportar.