Pensamos que la palabra EDUCACIÓN se limita únicamente a un contexto pedagógico escolar, y este es el mayor error, pues la educación se inicia en casa, e inicia desde el momento en que los niños nacen.

Cada día escuchamos a muchos padres decir que su hijo “no habla bien para la edad que tiene”, y aunque pocos casos se debe a reales problemas lingüísticos o de origen neurológico, la mayoría de las veces la mayor dificultad es cultural y más aún de crianza, donde son sus propios padres, que al verlos pequeños y frágiles les hablan con un vocabulario que no favorece la adquisición correcta del lenguaje.

Influencia de los padres y el entorno

Estos padres son los que NO llaman a las cosas por su nombre sino que al pañal se refieren como “cacán” o “tuto”, a la leche como “chéche”, a orinar como “pipí”, pajaritos como “pajaditos”, y nunca le enseñan a usar el vocabulario adecuadamente y lo peor No les ayudan a incorporar nuevo vocabulario, ya que un sonido basta para referirse a cualquier necesidad.

Muchos padres creen que los niños no son capaces de llamar a las cosas, animales y personas por su nombre propio, y que cuando el niño ve un perro, lo único que hacen es decirle guau, sin enseñarle que es un perro, que además se clasifica por su raza y que tiene un sonido onomatopéyico (wau, wau), al igual que los autos, comidas y objetos comunes.

Esto en lugar de facilitarles el lenguaje lo aleja de la verdad, lo que crean es un abismo entre el mundo real y ellos, lo que en un principio provoca ternura, luego hace más bien que crezcan complejos en ellos, que muchos niños no son capaces de superar fácilmente y por lo que otros se burlarán de ellos posteriormente.

Este es el momento de poner un alto al tipo de estimulación que les estamos entregando, de recapacitar si estamos enseñando bien o por el contrario estamos poniendo obstáculos en su camino que en muy poco tiempo les llevará a la frustración personal y que se nos devolverán en angustia y algunas veces hasta monetariamente teniendo que invertir dinero en terapias de lenguaje a cargo de fonoaudiólogos, por culpa de nosotros mismos.

Piense, qué vocabulario está usando con su hijo(a), si llama a las cosas por su nombre, o si usted repite el lenguaje que ha adquirido el niño, que en un principio es débil pero que si usted mismo lo refuerza positivamente, lo aprenderá adecuadamente.

Por ejemplo: cuando hablamos con los niños en la mayoría de los casos repetirán lo que les hemos dicho, y estas primeras repeticiones serán débiles y no bien pronunciadas, si usted sigue pronunciando correctamente las palabras, el niño o la niña, las llegará a pronunciar adecuadamente en un lapso corto, incluso pedirá aprender más sobre aquella palabra.

Hablando de niños menores de 3 años, si en lugar de corregirle, le hablamos claro, con amor y sin llamados de atención, solamente pronunciando bien el niño tarde o temprano hablara correctamente. Si por el contrario usted lo pronuncia igual que él, por supuesto que el niño seguirá pronunciando la palabra erróneamente y no por culpa de él, sino por quién se la enseñó.

Por estas razones es muy importante, que siga algunos consejos:

  1. Frente a su hijo hable siempre correctamente y llame a las cosas por su nombre.
  2. Incorpore palabras nuevas aunque crea que es difícil, y que no lo comprenderá.
  3. Enséñele características de ésas nuevas palabras, para que sirve, como se mueve, raza, marcas, etc.
  4. Mientras lo viste nombre cada prenda y parte del cuerpo.
  5. Cante, juegue, léale cuentos al dormir y verbalice todo lo que haga junto a él.

Si su hijo no pronuncia bien la palabra, no se aflija, el niño aprende a hablar correctamente en un 100% hasta los 5 años, especialmente aquellos fonemas que le implican mayor dificultad al intentar articularlos, como por ejemplo el fonema “R” y “RR”.

Entonces si se ejercita, muchos los pronuncian bien entre los 3 y 4 años, de todos modos corríjale con amor, solo repitiendo adecuadamente e intentando que repita sin exigir  ni burlarse. Existe material de audio en el comercio elaborado por fonoaudiólogos que mediante canciones estimulan muy bien a través de la repetición, lo que además es muy entretenido para los niños y niñas.

Busque información sobre el desarrollo del niño, sobre todo sobre estimulación temprana, no deje el aprendizaje para el jardín infantil o la escuela, enseñe y estimule desde que nacen, sus hijos se lo agradecerán siempre.