De niña, tenía una amiga con la cual jugábamos siempre, no éramos familia, pero nos queríamos como hermanas de sangre, aún recuerdo el cariño que sentíamos la una por la otra.

Hablando de la donación de sangre, nos vienen a la mente mitos como “no dono, tuve hepatitis”, “donar engorda” o “soy diabético, no puedo”, los que han contribuido con el tiempo a que la tasa de donación voluntaria disminuya notoriamente. En Tarapacá se ha recibido un 10% menos de donaciones desde octubre 2019 a la fecha.

La sangre solo dura alrededor de 45 días, por lo que se recomienda conocer los requisitos, planificarse y programarse para donar cada 3 o 4 meses y así mantener el stock de sangre en los bancos para responder a los llamados de una vida en riesgo. La meta por conseguir es que el 100% de las donaciones provengan de voluntarios y no por reposición de familiares.

Actualmente, tengo solo una hermana menor, con quien no somos compatibles en el grupo sanguíneo, por lo que no puedo donarle sangre, ni viceversa.

Hablemos de los verdaderos hermanos de sangre, los que ayudan en esta tarea tan difícil de ser donantes voluntarios. Quienes hacen un acto genuino de servicio desinteresado, siendo el ejemplo vivo de “Donar sangre para que el mundo siga latiendo” como promueve la OMS. La sangre segura salva vidas y tú puedes convertirte en uno de ellos.

Con mi amiga, hacíamos pactos de sangre imaginarios al jugar, pero hoy en día, los verdaderos pactos “de sangre” los hacen quienes se atreven a participar, quienes ayudan a ampliar el reconocimiento de este acto, que conmemoramos este 14 de junio en el día mundial de la donación.

Ahora tengo varios hermanos de sangre, personas desconocidas que literalmente salvaron mi vida cuando lo necesité, motivados únicamente por el simple y maravilloso sentimiento de amor al prójimo.

¿Qué regalo puede ser más valioso que la vida? ¡Atrévete a ser donante voluntario!

Ximena Naranjo Herrera
Directora carrera Tecnología Médica
UST sede Iquique