Granularidad emocional ¿cómo me puede ayudar?

Actualmente estamos enfrentando un momento en que nuestras emociones están llegando a su límite, éstas nos están avisando que debemos hacer algo con ellas, debemos ponernos en acción y prestarle atención a nuestra salud emocional, mental y física.

Para ir avanzando hacia nuestro bienestar debemos ponernos en acción, para ello es importante ir profundizando en nuestro autoconocimiento, ampliar nuestro vocabulario emocional y saber para qué nos sirven las emociones.

Actualmente sabemos que las emociones son necesarias para sentirnos vivos, nos ayudan a reaccionar ante distintas situaciones, complementan nuestro instinto de sobrevivencia, entre otras funciones. Es importante saber que todas las emociones son adecuadas en un momento dado y en la justa medida.

Además, hay que comprender que cada emoción tiene diversos grados, lo que nos permite poder conceptualizar de mejor manera lo que estamos sintiendo, a esto se le llama granularidad emocional, que es la habilidad para ver los matices emocionales con precisión y eficacia y reaccionar de acuerdo con ello.

Vamos a ejemplificar: hoy lo que vivenciamos o vemos en los medios de comunicación es que muchas personas reaccionan conductualmente como si sólo existiera una emoción en ellas. Si estoy molesto -que es un grado menor de la emoción de enojo- reacciono como si estuviera furioso -que es un grado mayor de la misma emoción- o me siento frustrado, tengo miedo, me siento solo. Entonces podríamos preguntarnos ¿será que no sabemos diferenciar entre los grados de una emoción y reaccionamos como si estuviéramos sintiendo sólo una?  Tener granularidad emocional permite al cerebro disponer de nuevos caminos emocionales para tomar acciones diferentes a las que habitualmente tomamos. Para ser una persona más granulada, debemos aprender nuevos conceptos emocionales y poder verbalizarlos.

Es interesante reflexionar que cuando nos encontramos en un espacio virtual podemos ver que existen diversos emojis que nos permiten compartir o enviar una emoción determinada, logrando entender que es de un grado menor o mayor uno de otro, pero no logramos verbalizarlas, esto debido a la falta de vocabulario emocional que tenemos hoy como sociedad, lo que no nos permite gestionar adecuadamente las emociones, por lo que reaccionamos de forma incorrecta por no saber con claridad lo que nos está sucediendo.