Finalmente, nuestro voto
Ya en la recta final de este proceso constituyente, ad-portas de un plebiscito histórico, indiscutible para todos los actores; y luego de las campañas desplegadas en favor de una u otra postura, resta decir que, finalmente, nos encontraremos en ese importante momento sólo nosotros y el voto.
Frente a la papeleta, debemos votar en conciencia e, idealmente, debidamente informados.
La historia de nuestro país, en su caminar hacia y en democracia, nos ha demostrado que los cambios relevantes se han generado a través del voto. El plebiscito nacional de 1980 fue un referéndum realizado en Chile, para aprobar o rechazar la Constitución Política, redactada durante el régimen militar; el plebiscito de 1988 marcó el fin de dicho régimen; posteriormente, en 1989 se somete a plebiscito la reforma a la Constitución del 80, y producto del plebiscito de 2020, se decide generar una Constitución desde una Asamblea, para que hoy determinemos si aprobamos o no el proyecto de texto constitucional redactado.
Esto no sólo debe ser visto con orgullo como país, al mostrar al mundo la forma en cómo se resuelven conflictos, comentado ampliamente en la visión internacional; sino que implica una gran responsabilidad ciudadana, partiendo por aceptar los resultados que los votantes determinen y participando en los procesos que de ello se gesten. Cualquier sea dicho resultado, entregaremos en manos de los legisladores (actuales o futuros), las materias que la ciudadanía busca mejorar, y, por lo tanto, la POLITICA, se vuelve protagonista relevante.
La crisis de confianza en el sistema político juega un papel importantísimo respecto de lo queremos votar; sin embargo, no se puede desconocer que, sin la política, ninguno de los procesos democráticos, antes aludidos, habría sido posible. Asimismo, muchos avances sociales, han sido fruto del consenso y el diálogo.
Sabemos que hay temas pendientes, pero el llamado es a pensar que posterior al resultado de este 04 de septiembre, cada ciudadano debe seguir participando, ejerciendo el voto cada vez que seamos convocados, eligiendo a nuestros representantes, conforme reflejen lo que deseamos construir y exigiendo que el sistema político cumpla la función pública a la cual es llamado, mirando el bien de la sociedad toda. Esta es nuestra labor cívica esencial.
Finalmente, el voto, este acto único y personal, nos permite decidir el curso y destino de nuestro país.