Diciembre es una época de mucho estrés debido a diferentes factores como la planificación de las vacaciones, compras navideñas y finalización del año escolar. Situaciones que pueden generar la presencia de síntomas tales como ansiedad, rigidez muscular, falta de energía y concentración, incapacidad de conciliar el sueño, dolores de cabeza, irritabilidad y alteraciones gastrointestinales como estreñimiento; que finalmente pueden impactar de manera negativa en nuestra alimentación y diario vivir.

Las fiestas de fin de año aceleran la rutina diaria, lo que muchas veces genera que consumamos alimentos muy rápido o sin diferenciar si realmente tenemos apetito y, a la vez, provoca que ingiramos gran cantidad de comida, no permitiendo a nuestro cerebro reconocer cuándo está saciado.

Por otro lado, el estrés por sí solo induce a que las personas consuman alimentos de alta densidad energética, ricos en grasas y azúcares, ya que son atractivos a los sentidos y generan una actividad placentera. Esto sucede debido a que, en condiciones de estrés, la secreción de dopamina no se encuentra adecuada, éste es un neurotransmisor que ha sido asociado con la adicción de sustancias y que para poder compensar su disminución activa un sistema denominado “de recompensa”, el cual impacta de manera negativa en la conducta alimentaria con la finalidad de encontrar un alivio a través del consumo de ciertos tipos de alimentos como galletas, productos de pastelería, alimentos fritos, entre otros.

Es importante mencionar que, si a esto le sumamos el consumo regular de tabaco, alcohol y café, aumentamos aún más los niveles de estrés generando una sobreactivación de nuestro organismo, por ello y por lo antes mencionado, es fundamental poder organizar bien nuestros tiempos sobre todo en las fiestas de fin de año, para no caer en situaciones de estrés que provoquen hábitos poco saludables.

La clave es bajar los niveles de exigencia y llevar una alimentación balanceada, rica en frutas, verduras y cereales que aportan vitaminas del complejo B y vitaminas antioxidantes, además del consumo de carnes como pollo, pavo y lácteos los cuales aportan un aminoácido muy importante llamado triptófano, estos alimentos potencian la síntesis de la serotonina, hormona fundamental para la modulación de la conducta social y las emociones. Por otro lado, es importante mantener nuestros horarios regulares de comida, limitar el consumo de cafeína y realizar actividad física.