En la actualidad hablar del proceso de envejecimiento y jubilación es un tema amenazante, lleno de incertidumbre para la población en general. Sin embargo ¿sabemos realmente cuándo comienza este proceso? ¿Y cómo se diferencian entre si estos conceptos? Según el criterio adoptado por SENAMA el cual proviene de lo definido por las Naciones Unidas, una persona se denomina como adulto mayor a los 60 años. Desde un punto de vista estrictamente biológico el envejecimiento comienza desde los 15 años. Sin embargo es importante entender que esta etapa y su vivencia pueden ser un tema muy distinto y personal para cada persona.

Es interesante comprender los significados que podemos vincular frente a esta etapa y cómo un factor importante al momento de elaborarla está asociada a la actitud con la que podemos enfrentar y gestionar esta nueva realidad. Es innegable que Chile presenta grandes deudas con este grupo social, desde determinantes sociales como la desigualdad y brechas económicas existentes, hasta las dificultades en el acceso a la salud. Pero sin duda y de manera paralela a cuestionar estos aspectos fundamentales es relevante revisar la manera en la cual anticipamos como sociedad los cambios, cuanta resistencia existe en nuestra actitud para adaptarnos y gestionarlos de manera distinta.

Es por este motivo que en este movimiento de adaptación es fundamental desarrollar la flexibilidad, actitud que nos invita a reflexionar sobre cómo nos movemos en los nuevos escenarios que nos plantea la vida y en distintos roles, a perder el miedo frente a las crisis.

Finalmente gran parte del afrontamiento a los cambios estará asociado al valor que centremos en nuestros intereses, elecciones y motivaciones en nuestras vidas, lo cual cimentará el camino hacia el proceso de un envejecimiento más consciente y participativo.