Eliminar la enfermedad, no al paciente
¿Qué sucedería si un médico diagnosticara una enfermedad y en lugar de abocarse a eliminarla, elimina al paciente? Muchos consideran tal vez muy obvia la pregunta, por no decir ridícula, y no conciben ni siquiera pensarla, apelando a “Los Derechos” que tienen las personas a vivir.
Es así como ante los diagnósticos más duros se tiene un tratamiento que, acompañado de fe y esperanza, se confía en una pronta y definitiva recuperación. Cuántos son los médicos y pacientes que cada día luchan por ganarle a enfermedades tan terribles como el cáncer, quién les puede quitar a estas personas y sus familias el derecho a soñar con un año, un mes o un día más.
Para algunos, este concepto cambia cuando hablamos de enfermedades que se podrían presentar cuando el bebé está en el vientre materno. ¿Por qué renunciar a luchar por ese ser? ¿Por qué no usar todas las capacidades, talentos o inteligencia que tienen los médicos para entregar alternativas de solución a estas enfermedades y garantizarle a esta criatura su DERECHO A LA VIDA?.
Hoy, para estos pacientes fetales, parece más fácil el otro camino: si no puedes eliminar la enfermedad, elimina al paciente.
Puede sonar fuerte la frase, pero técnicamente es lo que hoy puede ocurrir con la poca probabilidad de vida que tiene un embrión enfermo en la nueva legislación. Muchos pronostican que al nacer morirá, no obstante tenemos muchos diagnósticos médicos que se han equivocado y esas muertes inminentes al nacer, han vivido a veces años.
¿Alguien puede negarle ese día, mes o año de vida a esa persona? Estimo que no y no sé si lo saben, pero una de las consecuencias de nacer es que algún día moriremos.
Un abogado que estudia por vocación, buscará la justicia y no la injusticia. Un docente enseñará en base a la verdad y no al error. Un médico de vocación tratará de eliminar la enfermedad, no al paciente.