La vuelta a clases es el aviso insoslayable de que terminó el verano y las vacaciones para toda la familia. Es bueno ir bajando las revoluciones de a poco y no el día antes. Preparar con calma el uniforme, útiles, ritmos y disposición al trabajo. En vacaciones nos ponemos en modo descanso, aire libre y diversión. Por eso, debemos mentalizarnos a retomar una rutina, horarios rígidos, actividades formales y responsabilidades que cumplir oportunamente. Los estudiantes y también los adultos, pueden hacer un check list material y otro inmaterial, con sus desafíos, proyecciones y compromisos para el 2019.

La ansiedad antes de volver a clases es normal y generalmente de connotación alegre. Ellos disfrutan el reencuentro con sus compañeros, la novedad de los cambios y de quiénes llegarán por primera vez. Es bueno aprovechar ese entusiasmo inicial para marcar una pauta de trabajo del año que sea metódica y priorizada, según las necesidades detectadas en el año anterior.

Sin embargo, los adultos deberán estar atentos a que esa ansiedad no tenga tintes angustiosos, marcados por síntomas físicos y exagerada preocupación. Puede ser que el menor tenga temor, ya sea porque siente que tiene dificultades sociales o porque no lo ha pasado bien en el colegio, por motivos personales o académicos. Que esta vida acelerada y recargada que llevamos no nos haga pasar por alto algo así de importante y podamos conversar con nuestros hijos, acogerlos y ayudarlos a resolver sus conflictos, antes que estos sigan creciendo en silencio.

Ojalá los estudiantes también realicen alguna actividad extracurricular, deportiva, recreativa, artística o espiritual. Los niños, niñas y jóvenes pueden beneficiarse mucho de estas áreas para su formación integral, sin que esto reste tiempo a sus estudios, como a veces consideran los padres. Sino más bien, como un complemento que les hace bien y les da motivación adicional para realizar sus deberes escolares y enlazar los aprendizajes con el mundo. También estas actividades les ayudan a estar menos tiempo en la soledad de las redes sociales.