El derecho a estar bien informado

Vivimos en una era donde la información se considera un activo sumamente valioso para tomar las mejores decisiones. Nosotros como sociedad exigimos que los agentes que participan en el proceso de comunicación sean considerados entes válidos que entiendan y respondan a las demandas informativas de la ciudadanía.

Esto significa que la actividad informativa se considera un bien público, por su impacto, beneficios, riesgos e implicaciones que trae consigo la responsabilidad de informar.

Pero ¿Qué nos pasa como sociedad cuando nos vemos invadidos con información referente a la pandemia, cuarentenas, informes estadísticos de contagiados, muertos e indicadores de campaña de vacunación? ¿Es legítimo sentirnos abrumados? ¿Es natural no querer saber más del mismo tema? Aquí es donde la función informativa de los medios de comunicación juega un papel fundamental en el proceso de adquisición de conocimientos de la realidad. Por ello, la información que comparten no debe tomarse a la ligera; debe ser real, con evidencia clara, concisa, puntual, relevante, precisa y completa. Cuando se produce información que no se apega a estos atributos origina en nosotros sentimientos como incertidumbre, pánico colectivo y angustia por lo que vendrá.

Una cosa es garantizar el derecho a la libre expresión, a la diversidad de canales de información y otra revelar información falsa. Es aquí donde se gesta un término que hoy está muy en boga, las denominadas “FAKE NEWS”, término que conceptualiza la divulgación de noticias falsas que provocan un peligroso círculo de desinformación. Esto nos puede llevar a tomar malas decisiones, por ejemplo, la no adherencia a las medidas de prevención del COVID-19, puntualmente la vacunación.

Todos los días conocemos nuevos datos con respecto a las vacunas que están disponibles o las que se están desarrollando para combatir esta enfermedad. La importancia de las vacunas radica en que generan una respuesta de defensa contra el virus en las personas que son inoculadas, las vacunas logran que nuestro sistema inmune “recuerde” al virus, y en el caso de que nos expongamos a él, se genera una respuesta rápida de defensa para evitar presentar estados de gravedad por COVID-19

Las vacunas son una herramienta potente que permiten defendernos de mejor manera si contraemos el virus, por lo que igual se debe seguir usando las medidas de protección para prevenir el contagio.