Educación en la infancia: un cimiento para el futuro

La infancia es una etapa primordial en el desarrollo humano, es por ello que su relevancia cobra sentido cada vez que proyectamos las formas de educar en este ciclo vital. La responsabilidad de educar en la infancia ha de ser visualizada con una mirada amplia y dinámica, pues su efectiva entrega en los primeros seis años de vida permite desarrollar habilidades que fomentarán las bases del conocimiento, la socialización y el bienestar emocional futuro.

La importancia de la Educación Infantil está basada en una serie de estudios científicos que coinciden en que los primeros años de vida son determinantes para el desarrollo cerebral de niños y niñas. Es en esta etapa donde se generan las “ventanas de oportunidades” y existe una mayor “plasticidad cerebral” que permite y da acceso a condiciones favorables para la generación de aprendizajes significativos y perdurables en el tiempo.

Actualmente el sistema educativo nacional busca garantizar el acceso universal a la educación inicial, de manera de acortar brechas que aún permanecen y debe ser resueltas. Los esfuerzos son evidentes, pero exiguos, pues, el desafío no sólo radica en la ampliación de cobertura de salas cunas y jardines infantiles sino también, en atender las dificultades relativas al acceso educativo en zonas de aislamiento, la calidad educativa en aula, la formación docente y la imperante necesidad de innovar en métodos y recursos educativos.

Es por ello que la triada Estado, familia y comunidad educativa son aspectos claves para el aprendizaje infantil, pues una educación contextualizada y pertinente potencia el reconocimiento de la cultura, y genera una valoración explicita a la identidad nacional. Todo ello y en constante sinergia, fortalece el aprendizaje y el desarrollo emocional de niños y niñas, de manera de crear un entorno nutritivo donde la igualdad de derechos sea el sostén de una educación equitativa y que brinde oportunidades a todos y todas, independiente su proveniencia cultural o económica.

Por tanto, las instituciones que proveen educación parvularia en nuestro país, no pueden desconocer la vibrante necesidad de actuar con premura, responsabilidad y compromiso ante los requerimientos de los nuevos tiempos, como bien se ilustra en la siguiente frase: Para nuevas formas de aprender, han de existir nuevas formas de enseñar”.