Diabetes Mellitus y Podología Hoy

En efecto, el azúcar o glucosa de los alimentos es el principal combustible que nuestro organismo utiliza como energía para realizar todas sus funciones, es decir pensar, respirar, contraer el corazón, trabajar y otras. Cuando falta la insulina o ésta se produce en cantidad suficiente, pero existen problemas que impiden su utilización en el organismo, el azúcar no puede entrar a las células y se acumula en la sangre, produciendo hiperglicemia.

Una persona que padezca diabetes, ya sea de tipo 1 o 2 es susceptible a complicaciones crónicas como: Enfermedad cardiovascular (taponamiento de arterias), nefropatía diabética (daño de los riñones), retinopatía diabética (daño de la retina) y neuropatía diabética (daño de los nervios periféricos). Pero con un buen control médico se puede prevenir o retardar la aparición de estas complicaciones crónicas e irreversibles.

Sus síntomas: Mucha sed, apetito excesivo, orina frecuente, cansancio, baja de peso repentina. Lo característico es su inicio brusco,  posteriormente, puede haber dolor abdominal y vómitos. El tratamiento de este tipo de diabetes se trata desde el comienzo con inyecciones diarias de insulina. La dieta y los ejercicios sólo no son suficientes para controlarla. Por lo tanto, es importante expresar  que la diabetes es una enfermedad que dura toda la vida.

Está demostrado que la educación del paciente y su familia por un equipo de salud interdisciplinario capacitado, es la base del tratamiento para lograr un buen control de la enfermedad y evitar las complicaciones. Dentro del equipo interdisciplinario de salud, está el podólogo, quién tiene un rol de gran importancia, porque  la hora de evaluar  a un paciente diabético, existen una serie de aspectos relacionados con las posibles alteraciones neurológicas y vasculares que es necesario conocer para poder elaborar un procedimiento adecuado con respecto  a su estado de riesgo.

Para elaborar un plan de actuación podológica ante el paciente diabético es fundamental diagnosticar el grado de riesgo del pie de nuestros pacientes. El primer signo a tener en cuenta para la determinación de riesgo será valorar la presencia o ausencia de sensibilidad. Otros factores que contribuyen a aumentar el grado de riesgo es la presencia de deformidades, presencia o historia de ulceraciones, grado de isquemia e historia de amputaciones previas. Por lo tanto, es importante que un podólogo tenga claridad de las características de cada grado de riesgo, su rol y tratamiento adecuado para aplicar.

En el grado 0, las características son: Sensibilidad conservada, no ulceración previa, no deformidad. El rol del podólogo es: Educación y Prevención, Revisión anual.

En el grado 1, las características son: ausencia de sensibilidad, no ulceración previa, no deformidad. Rol del podólogo; Revisión clínica cada 6 meses, Revisión del calzado convencional, Aplicación de ortesis neutras almohadillas.

En el grado 2, las características son: Ausencia de sensibilidad, no ulceración previa, presencia de deformidad. Rol del Podólogo, revisión clínica cada 3-4 meses,  descarga de zonas de presión. Cirugía correctora.

En el grado 3, las características son: Ausencia de sensibilidad. Ulceración presente o previa. Enfermedad Vascular Periférica. Procedimiento Podológico Educación, revisión, clínica cada 1-2 meses, descargas de zonas de presión. Prescripción de calzado a medida si es necesario.

La neuropatía diabética, es la causa predisponerte de mayor número de complicaciones podológicas ya que el riesgo del pie neuropático es el inicio de un conjunto de alteraciones que sin el cuidado pertinente pueden terminar en amputación.

Un profundo conocimiento de la patogénesis de los trastornos del pie nos dará la posibilidad de aplicar un tratamiento efectivo a esas complicaciones.