Desinformación y polarización: flagelos en procesos políticos

El papel relevante de las redes sociales en las últimas elecciones (la victoria del Brexit en Europa, el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos o de Bolsonaro en Brasil) muestra que las instituciones de referencia que tradicionalmente permitían leer los procesos políticos, como los medios de comunicación o encuestas de opinión pública, han sido desplazadas.

Tal desplazamiento no sólo está vinculado con inmediatez, masificación o instantaneidad de las redes sociales, sino también con fenómenos más antiguos como la desinformación y polarización.

El documental ‘El dilema de las redes sociales’ revela cómo las plataformas digitales crean burbujas de información, en las cuales las personas creen que lo que leen es la única verdad. Por esta razón las noticias falsas pueden replicarse con mayor rapidez si coinciden con los intereses y expectativas de quienes las reciben.

Durante la campaña del plebiscito de apertura para la redacción de una nueva carta magna en Chile, se produjo un debate polarizado en el que los grupos políticos intercambiaban mensajes con sus miembros pero no se relacionan entre sí. Así lo reveló un estudio realizado por el Instituto Milenio de Fundamento de los Datos, entre agosto y septiembre de 2020.

Ahora se acercan elecciones en Estados Unidos y, de acuerdo con el portal de estadísticas Statista, sólo un 30% de los hombres y un 14% de las mujeres están seguros de discernir entre noticias ciertas y falsas.

Por tanto, el reto es desarrollar competencias mediáticas y digitales que permitan a la ciudadanía discriminar y valorar información adecuadamente, así como encontrar mecanismos de diálogo político para escucharse.