CORREDOR BIOCEANICO “CAPRICORNIO”

Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) los “corredores bioceánicos” en América del Sur constituyen una gran oportunidad para mejorar la competitividad de los territorios involucrados y potenciar así el desarrollo económico local. Aunque conceptualmente los “corredores bioceánicos” son bidireccionales, en América del Sur sin lugar a dudas es Brasil la nación más interesada estratégicamente en transportar oferta exportable de diferente naturaleza desde el océano Atlántico hacia los puertos localizados en el océano Pacífico. Es así que Brasil desea salir por puertos del Pacífico a través de distintos países, tales como Chile, Perú y Ecuador.

En Chile, el corredor más importante viene siendo el Corredor Bioceánico “Capricornio” (CBC) que nace conceptualmente en el puerto de Santos, en Brasil y, en especial, en el estado de Mato Grosso do Sul, y se proyecta por la zona del Chaco en el norte de Paraguay y por las provincias de Salta y Jujuy en Argentina. Su vinculación con Chile corresponde, en especial, a las regiones de Antofagasta y Tarapacá, y a los puertos de Antofagasta, Mejillones, Tocopilla e Iquique. Es el corredor bioceánico más importante y con mayor proyección de toda América del Sur y comprende, tal como se ha señalado anteriormente a 4 naciones, y si se agregara Bolivia, llegarían a ser 5 naciones, siendo una parte significativa de la integración económica regional a nivel sudamericano.

Esta ruta bioceánica física e integracionista es de carácter multidimensional y tiene impacto político, económico, social, cultural  y medioambiental, y viene siendo un eje vial estratégico de integración a nivel de la regiones de Tarapacá y Antofagasta. En particular,  es la proyección de la región de Tarapacá hacia el Mercado Común del Cono Sur (MERCOSUR)  y hacia los países de la cuenca del Asia – Pacífico (naciones del APEC). Este corredor conocido también como Corredor Bioceánico Vial (CBV) atraviesa siete pasos fronterizos y permitirá ahorros de tiempo y kilómetros en relación a los viajes de buques con cargas de exportación que en la actualidad tienen que realizarse por el Canal de Panamá.

Tal es el dinamismo de esta plataforma de integración sudamericana, que ya se han realizado 5 Foros de los territorios subnacionales del Corredor Bioceánico “Capricornio” (Campo Grande (Brasil); Antofagasta; Salta (Argentina); Iquique; Boquerón (Paraguay)). El último y más reciente encuentro en Paraguay contó con la presencia de diversas delegaciones, y con varias autoridades de la región de Tarapacá, como por ejemplo, gobernador regional, consejeros, alcalde de Iquique, parlamentarios, dirigentes gremiales del mundo empresarial. El Corredor Bioceánico “Capricornio” no tiene solamente aspectos económicos, comerciales, logísticos y portuarios, sino también posee ampliamente dimensiones en el plano turístico, cultural, patrimonial, deportivo, medioambiental, y étnico en el ámbito de los pueblos originarios.

Sin embargo, en la nueva Estrategia Regional de Desarrollo de la región de Tarapacá (ERD al 2033) se le asigna una importancia primordial a esta “Ruta Bioceánica” en el plano económico. El Corredor Bioceánico “Capricornio” debe ser la plataforma estratégica de la región de Tarapacá hacia los mercados del: i) APEC; ii) ASEAN; iii) algunas economías del TPP – 11. El puerto de Iquique y su expansión resultará clave y corresponde a un actor fundamental en este marco de integración. Esta Ruta Bioceánica se debe convertir en un factor crucial de generación de puestos de trabajo en diferentes sectores productivos y en un pilar para potenciar el capital humano a nivel regional, y su retención.

Por último, y no por ello menos importante, viene siendo la necesidad que la región de Tarapacá vaya encontrando e identificando cadenas regionales (en el contexto del “corazón” de América del Sur) o globales de valor, esto es, encadenamientos productivos en donde su sistema económico y de innovación pueda ir insertándose de manera inteligente, sofisticada y creativamente. Por ejemplo, recibir productos de exportación del sur de Brasil, Paraguay y del noroeste argentino, y agregarle valor en el territorio, ya sea en zonas o barrios industriales de Iquique y Alto Hospicio, y que se conviertan en “exportaciones chilenas” hacia el Asia – Pacífico o el Indo – Pacífico, en naciones o mercados en donde Chile tiene arancel “cero” por los tratados y acuerdos de libre comercio.