Nuestro compromiso con la discapacidad intelectual
Actualmente, según datos proporcionados por la Organización de Naciones Unidas más de mil millones de personas en el mundo viven con discapacidad, de ellas casi doscientos millones presentan dificultades en su funcionamiento, por lo cual hablar de discapacidad se torna un tema de suma relevancia ya que en años venideros, esta condición será un motivo de preocupación mayor, debido a que su prevalencia está aumentando, lo que se explica por el envejecimiento de la población y además, porque existe un aumento mundial de enfermedades crónicas tales como diabetes, enfermedades cardiovasculares, cáncer y trastornos de la salud mental, que son factores etiológicos de ésta.
Las características de la discapacidad en cada región se encuentran configuradas por las tendencias en ámbitos de la salud, factores ambientales y de otro tipo, tales como los accidentes de tránsito, las catástrofes naturales, los conflictos, los hábitos alimentarios y el abuso de sustancias tanto de consumo personal como aquellas relacionadas con el medio ambiente.
Así a lo largo de la historia, se ha planteado una especial fragilidad hacia la persona con discapacidad al momento de ejercer e incluso de que le sean reconocidos sus derechos, por lo demás, se articula un discurso caracterizado por un alto grado de intencionalidad social debido fundamentalmente a que esta fragilidad, no es fruto de las características personales de los individuos que viven en esta condición, sino de una arraigada cultura proteccionista y misericorde que alcanza cualquier ámbito social donde estas personas se desarrollan, incluida la sociedad familiar y los propios movimientos asociativos (Santa María, 2005). Pese a esto, actualmente se ha avanzado hacia la comprensión de la discapacidad desde diversas disciplinas como, psicología, antropología, sociología, trabajo social, educación, etc., siendo entendida desde un modelo biopsicosocial de carácter ecológico que apunta a una realidad dinámica entre la persona y el contexto en el que interactúa y, además que su funcionamiento depende de los apoyos con que disponga.
Diversas investigaciones indican que las personas con discapacidad constituyen un colectivo vulnerable que generalmente, se enfrenta a procesos de marginación, pobreza y exclusión social (Huete y Jiménez, 2002; Hernández y cruz, 2006; O.I.T., 2007; Ferreira y Díaz, 2007; N.D.U.H., 2009; Díaz, 2010). Según el informe mundial sobre discapacidad (O.M.S y Banco Mundial, 2011) las personas más excluidas del mercado laboral, son a menudo aquellas que presentan problemas de salud mental o discapacidad intelectual, según expone López y Seco (2005) esto se debe a que comparado con la discapacidad física, la discapacidad intelectual, es mucho más difícil de entender, porque un problema físico es evidente y esa posición tranquiliza, no existen dudas sobre ese tipo de discapacidad, al contrario sobre la discapacidad intelectual hay una indefinición constante, ya que es abstracta y no conmensurable directamente.
En ese sentido, es que como sociedad tenemos una deuda pendiente con la discapacidad de tipo intelectual, debido a que es uno de los tipos de discapacidad más imperceptible, según la evidencia empírica, lo cual responde al “ciclo de invisibilidad”, al cual aluden Ruiz de Castilla y Yábar (2008) quienes argumentan que, los individuos con esta condición no consiguen salir de casa, por lo tanto, no son vistas por la comunidad; al no ser vistas por la comunidad, dejan de ser reconocidas como parte de ésta; por no ser reconocidas como parte de ella, garantizar su acceso a derechos, bienes y servicios no es considerado un problema que la comunidad deba enfrentar y solucionar; sin tener acceso a bienes y servicios, no hay como incluirlas dentro de la sociedad; una vez excluidas de la sociedad, siguen invisibles, y sometidas a constante discriminación; es así como este proceso es naturalizado por la mayoría de las sociedades. Por su parte, Cordeu (2008) plantea que esta invisibilidad, encuentra su sustento en que las investigaciones realizadas en el ámbito de la discapacidad intelectual consideran a las personas que presentan esta condición como objetos de estudio y no como sujetos o informantes de su propia realidad, por lo cual resulta complejo plantear esta temática en una sociedad que a priori asume que las personas con discapacidad intelectual se encuentran incapacitadas para pensar y dialogar.
Es desde lo expuesto que hemos reflexionado como Escuela de Educación sede Los Ángeles que entregar una formación adecuada a la persona con discapacidad intelectual que prevenga de una futura exclusión social requiere de un plan que desafíe sus capacidades y potencialidades incluyendo el desarrollo de aprendizajes, destrezas y técnicas. Por lo cual asumimos el desafío de formar a profesionales con conocimientos sólidos en el área que desde la escuela puedan dar respuesta a niños, niñas, jóvenes y adultos que viven en esta condición. Es así que en el año 2017 se dio apertura al programa de “Postítulo en Discapacidad Intelectual con Enfoque Inclusivo” (cabe destacar que este programa se dicta también en otras sedes UST de nuestro país) recibiendo en nuestras aulas a 24 profesionales (profesores de educación diferencial y psicopedagogas) que después de 18 meses hoy cuentan con competencias necesarias para responder a las demandas que la Ley 20.422/2010 (de igualdad de oportunidades y plena inclusión social de las personas con discapacidad) nos plantea en cuanto a que es la escuela en donde se debe ofrecer al estudiante la oportunidad de ejercer su autodeterminación respecto a la educación que se le brinda, además de conocer las diversas estrategias y beneficios que se implementarán para potenciar su tránsito hacia la vida adulta. Es por esto que en nuestro constante compromiso y responsabilidad social en la formación integral de profesionales, las académicas de la Escuela de Educación nos encontramos trabajando en una II versión de este programa de postgrado para el año 2019, que permita seguir dando visibilidad a una condición que se ha encontrado solapada y repleta de mitos a lo largo de nuestra historia.