El cierre de malls trae consigo una serie de especulaciones respecto a que ocurrirá con nuestra economía. Esto debido principalmente a que los centros comerciales concentran una gran cantidad de las ventas que posee el retail.

Sus principales salas de ventas se encuentran en estos espacios físicos que desde los 90 han invadido a nuestra comunidad. Primero eran solo tiendas, luego las tiendas departamentales, se agregaron supermercados y tiendas de construcción y hogar, centros médicos e incluso instituciones de educación superior. Los malls se concentran como un punto neurálgico del comercio actual.

¿Su cierre entonces provoca una catástrofe económica? La respuesta es, si bien va afectar la economía, recordemos que la economía no solo se basa en el consumo de las personas (ítem que se ve afectado con los cierres de estos lugares).

La economía se compone también por la inversión de la empresa privada, el gasto del Gobierno y la balanza comercial (exportaciones e importaciones). Ya el banco central ha interactuado esta semana con un recorte en la tasa de interés, lo que tiene como finalidad impulsar la inversión. El Gobierno es ahora el encargado de poder realizar un gasto significativo que permita balancear la baja en el consumo. (En Europa ya se aplicaron). Este gasto enfocado principalmente en amortiguar la situación actual, pensando en que tampoco el estado puede realizar todo el gasto.

Ahora bien, el cierre de estos centros abre otra ventana como son las compras online, sin embargo, el mantener un régimen de excepción de igual forma impedirá el reparto y traslado de las mercancías. El escenario se vuelve más complejo para las PYMES, en donde muchas veces las ventas del día a día son las que permiten su desarrollo. En este aspecto este segmento se ve mayormente alterado, ya que sin ventas no pueden hacer pago de sus obligaciones, lo que involucra una serie de complicaciones para los dueños. ¿Qué medidas se pueden tomar?, por una parte, es necesario que los bancos e instituciones financieras puedan apoyar estos momentos con la postergación de cuotas (postergación no anulación).

La mayor parte de las empresas poseen un nivel de endeudamiento de corto plazo que les hace imposible el darse el lujo de no vender en un periodo de tiempo. Con estos periodos de gracias, las pymes pueden reorganizar sus gastos y elaborar una nueva planificación financiera que les permita afrontar sus compromisos. Por otra parte, es necesario que las pymes se reinventen y busquen nuevos canales que les permitan mantener su negocio activo (ojo que esto no es posible en todos los negocios, depende de la naturaleza del sector o actividad que realicen), solo innovando y recibiendo el apoyo necesario, estas empresas podrán afrontar el difícil escenario que se nos viene.