CHILE: INVERSION EXTRANJERA DIRECTA
Varios economistas y especialistas sostienen que la economía chilena ha perdido enormemente su potencial de crecimiento, tanto es así que en 2023 el PIB de nuestro país creció tan sólo un 0,2%. Por otra parte, se estima que el crecimiento económico de Chile para el decenio 2024 – 2034 ascenderá a 2,1% máximo, en promedio anual. En el decenio de los 90’, en los períodos presidenciales de Patricio Aylwin y Eduardo Frei, la economía chilena se expandía a ritmos anuales del 6% aproximadamente. Fue una de las mejores décadas de nuestra historia republicana en materia económica, social y política (“la democracia de los acuerdos”). Hoy Chile es apenas una “sombra” de dicho período, y eso se observa hoy en día en la alta informalidad laboral y en los niveles de desocupación abierta cercanos al 9%.
Existe un consenso casi unánime en que la única forma de incrementar el PIB potencial o tendencial (de largo plazo) es aumentando de forma significativa la tasa de ahorro y la tasa de inversión. La inversión no corresponde a adquisición de acciones, bonos o depósitos, como mucha gente piensa. Más bien, “inversión” equivale a un incremento del stock o acervo de capital físico en términos macroeconómicos. Inversión viene siendo mayor infraestructura, mejores plantas productivas, más fábricas e instalaciones, mayor volumen de activos fijos, maquinarias y equipos. Y existe un círculo virtuoso: mayor crecimiento conlleva más inversión y mayor inversión retroalimenta positivamente el crecimiento y la expansión productiva.
Los mayores niveles de inversión en un país son, al final, el mejor antídoto contra la pobreza y las desigualdades sociales. Una tasa de inversión más alta redunda también en mayor creación de puestos de trabajo de calidad y un menor desempleo natural o estructural. Una fracción de la inversión total viene siendo aquella variable conocida como “Inversión Extranjera Directa” (IED). En la literatura económica cada vez más se reconoce la importancia de la “IED” para potenciar la expansión del PIB, incrementar el empleo, desarrollar la tecnología y aumentar las exportaciones en volumen y valor. Atraer “inversión extranjera directa” contribuye con la modernización de las naciones y con su progreso material. Por ejemplo, el crecimiento económico de China e India en los últimos 20 años también se debe, en algún grado, a la capacidad que tuvieron dichos países para atraer a múltiples empresas multinacionales occidentales.
En Chile, la “inversión extranjera directa” ha mostrado un comportamiento extraño, esto es, muy volátil en el período 2016 – 2023 y muy inclinado sólo a la reinversión de utilidades por parte de las compañías extranjeras ya instaladas en Chile. En América Latina, Brasil y México continúan siendo las naciones que reciben mayor valor de capitales foráneos destinados a negocios productivos.
En nuestro país, una institución relativamente joven, InvestChile, ha sido la entidad pública que se ha encargado de atraer inversión del exterior promoviendo las oportunidades y potencialidades que tiene la economía chilena. La labor de InvestChile debe ser fortalecida y apoyada aún más por las autoridades nacionales. InvestChile viene siendo una agencia especializada del Estado en promocionar las fortalezas de la economía chilena entre los países desarrollados y en las economías emergentes.
Las variables o factores más importantes a la hora de atraer capital extranjero a un país siguen siendo, entre otras, las siguientes: seguridad pública; estabilidad macroeconómica; respeto a los derechos de propiedad; políticas públicas orientadas al libre mercado; grado de apertura de la economía; estabilidad jurídica; impuestos estables; bajo grado de corrupción. En el ámbito del desarrollo económico no hay “milagros”, sino políticas públicas inteligentes, coherentes y “pro – crecimiento”.