Cáncer de piel: Cuídate hoy, para que no lo tengas mañana

En los últimos años se han duplicado los casos diagnosticados de cáncer de piel, con una reducción en la edad de detección. Casos que antes eran diagnosticados por sobre los 60, hoy bordean hasta los 20 años. Podríamos justificar esto por deterioro del medio ambiente o disminución de la capa de ozono, pero principalmente se relaciona a la excesiva exposición a los rayos solares (radiación ultravioleta UV).

Los tipos de cáncer de piel van en relación a los tres tipos principales de células que encontramos en la capa superior de la piel (epidermis): células basales, células escamosas y melanocitos. Según la capa de la piel en la que se inicia el cáncer se clasifican como Melanoma (menos común, pero el más agresivo porque produce rápidamente metástasis, invadiendo otros órganos), Carcinoma Basocelular y Carcinoma de Células Escamosas (Espinocelular).

Su localización más frecuente es en áreas expuestas al sol como cara, cuello y brazos. En cuanto a características, el Melanoma es oscuro con aspecto de lunar que crece, cambia en forma y color. Por su parte, el Cáncer Basocelular es de crecimiento lento y tiene un aspecto de lesión nodular de color de la piel, perlada, brillante, con un vaso sanguíneo tipo araña en su superficie; es una lesión que no duele ni molesta, sí puede sangrar tardíamente. El Carcinoma Espinocelular es el segundo más habitual, tiene un aspecto de un área elevada, rosada descamativa, reseca y puede aparecer también en lesiones crónicas como úlceras o en la piel cicatrizada.

Los lunares son normales, pero es necesario mirar nuestra piel, al menos una vez al mes. Se recomienda realizar lo que se conoce como el ABCDE para la prevención del cáncer de piel; siempre que un lunar cumpla con una de las siguientes características es necesario consultar al dermatólogo: Asimetría: en algunos de sus ejes; Bordes: irregulares; Color: variado o no uniforme; Diámetro: mayor de 6 milímetros; Evolución: si cambia de tamaño, forma, color, sangra o pica.

Evite el sol, ya que su efecto es acumulativo. Mientras más daño le haga el sol a su piel, mayor es la probabilidad de tener arrugas, manchas y cáncer de piel. La exposición entre las 11 y las 16 hrs. no está recomendada, ya que ese es el momento de mayor radiación solar.

Utilice un bloqueador con al menos un factor de protección solar 30. Para los niños es más recomendable con micropigmentos, el cual hace un efecto de reflejo de los rayos UV directamente desde la superficie de la piel, sin penetrarla. Debe reaplicar el protector solar cada tres horas y cada vez que se moje o transpire.

Enseñe a sus niños a tomar conciencia de los daños que el sol puede causar, ellos necesitan especial atención, ya que pasan más tiempo al aire libre y pueden quemarse con mayor facilidad. Siendo este un proceso acumulativo, como toda enfermedad crónica producirá daños a largo plazo, por no adoptar hoy estas medidas de protección.

Importante es saber que la nubosidad sólo disminuye un 5% a 10% de exposición al sol, por tanto creer que por estar nublado no hay exposición es errado, el uso de bloqueador es permanente durante el año. Si es que necesariamente debe exponerse al sol lleve siempre accesorios que lo protejan, como sombrero de ala ancha, poleras manga larga o lentes.

Si usted padece de Hipertensión o Diabetes y está tomando medicamentos antihipertensivos o hipoglicemiantes, está descrito que algunos de éstos aumentan la sensibilidad de la piel produciendo daños por exposición directa al sol.