Bebés y andadores
Para que el desarrollo psicomotor de los bebés se produzca dentro de los márgenes de idealidad, es necesario que estos vayan adquiriendo cada habilidad en secuencia, es decir en una espiral donde cada habilidad adquirida es imprescindible para la siguiente.
En nuestra sociedad es común observar que los padres comparan a sus hijos con otros niños, lo que provoca muchas veces ansiedad al “ver” que estos no están haciendo lo mismo que el de la vecina; también tendemos a confiar en demasía de la publicidad de las redes sociales y TV, lo que nos lleva, muchas veces, a comprar implementos innecesarios y hasta peligrosos para nuestros hijos, como por ejemplo el andador.
¿Cuáles son las razones por las cuales no es recomendable su uso?
En primer lugar, son causantes de traumatismos, es un elemento altamente peligroso.
Al ser de tamaño estándar, si el niño es alto quedará con los pies apoyados y las piernas flexionadas. Por el contrario, si es bajo, alcanzará apenas el suelo e intentará hacerlo poniéndose en puntillas, entonces cuando empiece a caminar su marcha será inestable y se caerá más.
No ayuda al desarrollo, al contrario, lo entorpece. El niño que ha estado en andador no desarrolla las reacciones de protección de los brazos, por lo tanto no sabe caer y se golpeará la cara cuando lo haga.
Además, no ayuda en el esquema corporal, ya que para el niño que se desplaza en andador los límites de su cuerpo son el andador y cuando camine sin él chocará con los objetos creyendo que estará protegido, pero no lo estará y se hará daño.
El patrón de marcha de los niños que usan andadores asimétricos, con manos arriba y pies en puntillas.
Lamentablemente, pese a los muchos argumentos, estos siguen fabricándose y promocionándose y los padres siguen comprándolos. Recuerde que no todo lo que aparece en TV es necesariamente bueno.