A través de las Sagradas Escrituras, los católicos en todo el mundo adoptaron una tradición para el tiempo de Cuaresma, el Ayuno. Cuaresma, recuerda los cuarenta días que ayunó Jesús en el desierto, período de preparación para vivir su vía crucis y finalmente su Resurrección.

Esta tradición que lleva siglos en los católicos se ha ido transformando con los tiempos, en sus inicios el ayuno y abstinencia durante la cuaresma se iniciaba el miércoles de ceniza y terminaba el viernes Santo, debiendo todos los viernes durante cuaresma, cambiar la alimentación, dejando de lado las carnes rojas, principalmente.

Posteriormente, esta tradición fue adaptada a los niños y adultos mayores, estando exentos de este ayuno, dejando la opción de renunciar a alguna comida “rica” en beneficio de otros más necesitados.

Ahora, pensando y haciéndome eco de una reflexión que oí la semana pasada, sobre cuál sería un verdadero sacrificio en estos tiempos para  vivenciarlo en Cuaresma. Considero que un verdadero “sacrificio” productivo para el espíritu y la vida familiar es ayunar de las redes sociales. Se preguntarán que significa esto, bueno, la gran mayoría de las personas pasamos mucho tiempo conectados a las distintas redes sociales, ya sea por trabajo, para socializar, para informarnos, divertirnos, etc. Pasamos mucho tiempo navegando en ellas, por eso me hizo tanto sentido el poder ayunar un día a la semana, unas horas por último de las RRSS. ¿Somos capaces de manejar el espíritu de la renuncia en este sentido y dedicar ese tiempo a una reflexión del Vía Crucis o una lectura de la Biblia?, o dedicarnos en cuerpo, pensamiento y alma a nuestras familias, a un ser querido que lo necesita, de esta forma nos acercamos concretamente al misterio del Señor que se hace vida en medio nuestro.

Lo importante no es la cantidad de tiempo que cada uno decida en ayunar de las RRSS sino el sentido que le dé y que vaya en beneficio de acompañar a Jesús en el tiempo de Cuaresma.