¿Qué ideas, experiencias o sensaciones recuerdas cuando escuchas la palabra “Arte”? De inmediato me llega una evocación a pausas en las cuales recordamos eventos pasados, nos acercamos a la proximidad de la música, el color, líneas, formas, texturas… diferentes sensaciones en las cuales nuestros canales perceptivos se activan y sentimos el mundo que nos rodea. El arte – y todas aquellas actividades artísticas que lo componen – nos hace conectarnos con las emociones y con los sentimientos, experiencias agradables y desagradables, en momentos de máxima felicidad o momentos de profundo dolor.

Piensa que vas caminando, observando aquel paisaje que más te agrada, percibiendo aromas, sintiendo la brisa del viento o el suave calor de los rayos del sol y que de pronto hay una barrera invisible que te impide seguir caminando, poder tocar todo aquello que quieres, una barrera que te impide con libertad estrechar a quien amas, contener, estar de frente mirando a los ojos a un amigo o amiga. ¿De qué forma podemos canalizar aquello que nos ha arrebatado en estos meses interminables la mundialmente llamada “pandemia”? Posiblemente la respuesta te asombre, la encuentres hasta superficial o la consideres fuera de toda lógica admisible, pero el arte es un lenguaje infinito, íntimo, inclusivo, diverso, estimulador, motivador, sanador, personal y la vez colectivo, que nos permite expresar y comunicarnos con otros, manifestándonos clara y profundamente.

Nuestros niños y niñas en este ámbito tienen un gran terreno ganado. Mientras como adultos hemos perdido espontaneidad, creatividad, ellos la manifiestan y exteriorizan de mil formas a diario, formas sorprendentes, una fuente inagotable de energía, transformación y creación. Y estas últimas palabras me hacen recordar a un gran pedagogo, Loris Malaguzzi, en su obra “Los cien lenguajes de los niños”, del cual comparto las siguientes líneas:

“El niño está hecho de cien. El niño posee cien lenguas, cien manos, cien pensamientos, cien formas de pensar, de jugar y de hablar. Cien siempre cien, maneras de escuchar, de sorprender y de amar, cien alegrías para cantar y entender, cien mundos para descubrir, cien mundos para inventar, cien mundos para soñar”.

Conectémonos con infinitas formas de expresarnos que la escuela, el trabajo, las obligaciones y responsabilidades fueron cercenando; recuperemos aquellos lenguajes que poseíamos cuando niños y niñas. En este tiempo en que estamos limitados en el espacio y sobrepasados por demandas a corto plazo – tal vez, sólo tal vez –, si tú decides podrías respirar profundo en lugar de decirle a tu hijo o hija “no rayes”, “no manches con pintura”, “no juegues con barro”, “no más aviones de papel”, “no golpees esa olla”, “no saques mis zapatos y ropa”… los “no” completarían más de una página ¿o estoy en un error? Te invito a buscar un lugar en casa, a la cual ya agregamos el área o estación de trabajo, taller, clases y tareas diarias con horarios. Sí, en casa, un espacio en el cual el “no” sufra una metamorfosis de genialidad y expresión artística.

Te darás cuenta de cómo paulatinamente tu hijo e hija mejora en sus tareas, se concentra más, hay menos llanto, llamados de atención, rabietas, juguetes destrozados, horas viendo televisión o jugando con un celular. Sentirás que hay algo intangible que se percibe, un “aire diferente”. Puede ser que tu casa se transforme en un hogar donde cada uno tiene un espacio – por pequeño o reducido que éste sea – en el cual plasma sus emociones, sentimientos y sueños. Un lugar también para ti en el cual expreses tu agobio y cansancio. ¿Hay algún regalo que supere el que te dibujen sonriendo y como parte de un todo? Posiblemente no lo habías considerado, pero a tu alrededor estaba dando pequeños pasos un futuro escultor, pintor, músico, cantante, bailarina, fotógrafo, cineasta, escritor, malabarista.

El arte y cada una de sus expresiones te ayuda a ser una mejor persona y mirar no solo desde lo intrapersonal, sino también desde lo interpersonal. El arte permite que tu creatividad fluya, se active; si te sientes abatido físicamente y tu mente está a punto de colapsar te ayudará a sanar. Explora alternativas como musicoterapia, arteterapia, cromoterapia o bio danza. Abre una puerta, explora el mundo del arte y sus posibilidades, no te arrepentirás. Será tu aliado hoy en la realidad que vivimos y mañana en una vida post pandemia. Dale una oportunidad.