A 81 AÑOS DE LA FORMACIÓN TÉCNICO PROFESIONAL EN CHILE

En Chile, la formación técnico profesional (FTP) es un sistema educativo que ofrece a los estudiantes una formación práctica y teórica en un campo específico de trabajo, y fue creada en 1942 con el objetivo de brindar a los jóvenes habilidades especializadas y concretas que les permitiera incorporarse al mercado laboral de manera rápida y eficiente.

La FTP se divide en dos niveles: la educación media técnico profesional (EMTP) y la educación superior técnico profesional (ESTP). La EMTP es un programa de tres años de duración, que está dirigido a estudiantes de entre 15 y 18 años. La ESTP es un programa de dos años y medio de duración para carreras técnicas y de cuatro años para las profesionales, dirigido a estudiantes egresados de educación media, aunque la edad de ingreso varía entre los 18 y 24 años. Este tipo de formación tiene un rol importante en el desarrollo económico de nuestro país. Forma a los trabajadores que necesitan las empresas para producir bienes y servicios, y también ayuda a reducir la pobreza y la desigualdad al brindar a los jóvenes de bajos ingresos la oportunidad de obtener educación y empleo.

En Chile este se encuentra en constante evolución, adaptándose a las necesidades cambiantes de la sociedad y la industria. De manera creciente contamos con programas actualizados que buscan brindar las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos del mundo laboral moderno. Sin embargo, este sistema educativo continúa enfrentando desafíos significativos en el panorama educativo y laboral.

Uno es la baja empleabilidad de los egresados para algunos programas. A pesar de la creciente demanda de habilidades técnicas en el mercado laboral, aún existe diferencia entre las competencias adquiridas por los estudiantes y las necesidades reales de las empresas, dado a la falta de alineación entre los currículos y las habilidades requeridas por la industria, así como también a la incipiente colaboración entre instituciones educativas y empleadores para anticipar y adaptarse a las tendencias cambiantes del mercado. Junto a esto, la falta de una articulación efectiva entre la FTP y el mundo laboral también persiste como un reto importante. La carencia de oportunidades prácticas, pasantías y experiencias en entornos laborales reales, limita la exposición de los estudiantes a situaciones del mundo profesional, afectando su preparación para las demandas concretas del ámbito laboral.

Para abordar estos desafíos, se requiere de una colaboración cada vez más estrecha entre educadores, instituciones y empresas para ajustar y adaptar los programas de FTP de manera que estén alineados con las necesidades de la industria, e incorporar experiencias prácticas que enriquezcan la transición exitosa de los estudiantes desde la educación hacia el empleo.

Por otro lado, la inclusión y el descenso en los niveles de aprendizaje en el sistema de educación pública plantean obstáculos de gran relevancia para la Formación Técnico Profesional (FTP). En primer lugar, la inclusión implica la necesidad de brindar igualdad de oportunidades educativas a todos los estudiantes, independientemente de sus capacidades individuales, orígenes culturales o circunstancias personales. Sin embargo, este objetivo puede resultar particularmente desafiante en la FTP, donde se requiere un enfoque personalizado y una atención diferenciada para satisfacer las necesidades y ritmos de aprendizaje diversos. La falta de recursos, infraestructura adecuada y formación específica para los docentes puede dificultar la implementación exitosa de programas inclusivos en el ámbito de la Formación Técnica y Profesional.

Respecto al descenso en los niveles de aprendizaje en la educación pública chilena impacta directamente en la calidad de la formación técnico profesional. Cuando los estudiantes no adquieren las habilidades y conocimientos fundamentales durante su educación básica y media, llegan a la FTP con una base más débil, lo que puede dificultar su proceso de aprendizaje y adaptación a los programas técnicos y profesionales. Esta no solo afecta a los estudiantes, sino que también impacta en la competitividad y el rendimiento general de la formación técnico profesional en el país. Estos desafíos exigen una colaboración estrecha entre los sectores educativo y gubernamental para mejorar tanto la calidad de la educación pública como la pertinencia y eficacia de los programas de formación técnica y profesional, asegurando así que los estudiantes estén mejor preparados para enfrentar las demandas del mercado laboral actual y futuro.

En otro frente, existe literatura que ya aborda los desafíos interseccionales entre la educación técnico profesional y el avance de la Inteligencia Artificial (IA). En este análisis, se enfatiza la imperiosa necesidad de desarrollar planes de estudio que provean a los estudiantes con las habilidades pertinentes para afrontar el futuro mercado laboral, así como de proporcionar formación a los educadores en la integración ética y eficaz de la IA en los procesos de enseñanza. Tenemos una responsabilidad compartida de los gobiernos y las instituciones educativas para gestionar este avance tecnológico de manera que maximice los beneficios para todos los estudiantes, resaltando la necesidad de salvaguardar la equidad en el acceso y los resultados educativos, a través de un uso estratégico de esta nueva tecnología.