Mariela Lagos: “La carrera participa con el afán de ayudar y cada año se ha convertido en una pasión”

La cena de la Corporación María Ayuda “La ronda de los amigos” es un evento gastronómico, que se ha convertido en tradición en Los Ángeles y que porta un significado solidario relevante.

Organizada por la residencia de Los Ángeles, en colaboración con Santo Tomás, la velada cumple con la intención de dar a conocer, la misión de la institución de beneficencia, al acoger a niños y niñas en riesgo social, de edades que fluctúan entre los 5 y hasta 18 años, por un periodo de uno y hasta diez años. Así, se propicia el vínculo entre empresarios y líderes de la Provincia de Biobío, quienes buscan apoyar económicamente esta causa, considerando que el 70% de los gastos que cubre la organización corren por cuenta de donaciones voluntarias y un 30% del Servicio Nacional de Menores.

Mariela Lagos Ioohs, Directora de la carrera de Gastronomía Internacional y Tradicional Chilena del Centro de Formación Técnica Santo Tomás, es la responsable del menú y preparación de la cena que se destina cada año, para 300 invitados. Además, es quien debe velar por el correcto despliegue de los estudiantes de la carrera, que revisten el lugar con un servicio de primer nivel.

En entrevista, la profesional relató cómo ha sido su experiencia liderando esta cena solidaria y asimismo adelantó algunos detalles de lo que será el evento de este 5 de septiembre, en Salón Bio Bío del Four Point By Sheraton.

¿Cómo vives la noche de la cena?

Damos lo mejor de nosotros con el equipo de Santo Tomás. Ese día priorizo la cena, por sobre otras cosas y trabajamos hasta la madrugada. Después, al día siguiente hay que estar temprano en el trabajo, pero no hay cansancio, porque sabes que lo que estás entregando es con un fin enorme.

¿Qué esperas este año? ¿ya tienes el menú? ¿Qué considera éste?

Me encantaría que mucha gente se sumara a esta cena y pudiera hacerse socio.

Hay personas que pueden ayudar económicamente y hay otros que lo hacen desde el servicio, como nosotros, el equipo de gastronomía, que entregamos todo el conocimiento técnico y profesional, desde que pensamos en la propuesta de menú, pre-elaboración de platos y hasta el servicio de la cena propiamente tal. El pequeño granito de arena que aportamos cada uno, hace que la actividad funcione bien y sea un éxito.

El menú ya está aprobado, este año tenemos una nueva e innovadora propuesta, cuesta arriesgarse a probar cosas nuevas, ya que estamos con la incertidumbre de si les gustará o no, pero quisimos presentar algo distinto.

¿Te parece que hay un impacto formativo importante en los estudiantes que logran participar?

Si, la actividad está asociada a nuestra carrera; los estudiantes pueden aplicar formalmente todas las competencias y conocimientos adquiridos en clases. Los resultados están siempre a la vista con el éxito de la actividad.

¿Cómo vinculas el cocinar con amor o la cocina y la solidaridad?

La carrera participa con el afán de ayudar y cada año se ha convertido en una pasión. Se hace con el corazón, sin esperar nada a cambio. Cuando nosotros preparamos la cena, pensamos hasta en el más mínimo detalle para que todo salga bien, no porque nos estamos mostrando como carrera, sino porque es para alguien que realmente lo necesita y con un fin realmente hermoso, AYUDAR.

Cuando pensamos en el menú, a medida que conversamos de los ingredientes, sobre qué puede tener o de cómo va a estar constituido el plato o todo el menú principalmente, pensamos en todos los detalles. Por ejemplo, yo que soy pastelera y repostera, al momento de elegir el postre, pienso no sólo en los sabores para cautivar con eso, sino que también, en que sea una decoración hermosa y que el comensal quede maravillado; que le den ganas de degustar lo que está mirando. Uno, en el montaje de los platos, tiene que demostrar la preocupación y cariño que hay detrás.

¿Qué mensaje darías al público que asistirá a la cena?

Cada año en el trascurso de la cena, y mientras estamos trabajando, tenemos la posibilidad de evidenciar la realidad de las niñas y niños que están inmersos dentro del hogar.

Me gustaría decirles que se pusieran la mano en el corazón y que se hagan socios del hogar. Aquí hay una realidad, que necesita de gente solidaria y bondadosa que tenga la posibilidad de ayudar y no sólo comprando las entradas a la cena, sino que desde un compromiso permanente.