Tras permanecer por dos meses en la UNAM, Braulio Bruna se asoció como investigador del Laboratorio de Plasticidad Cerebral que trabajará en conjunto con la UST en diferentes proyectos.

El Coordinador de la Clínica de Atención Psicológica de la Universidad Santo Tomás Talca, Braulio Bruna, en el marco del programa de doctorado que cursa en la Universidad de Buenos Aires, realizó una pasantía de dos meses en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), específicamente en el Instituto de Neurobiología de la Facultad de Medicina.

El académico se unió al equipo de investigación en neurociencias cognitivas del Departamento de Plasticidad Cerebral, que actualmente trabaja en mentiras.

“Ellos están desarrollando una investigación en mentiras, además me informé en resonancia magnética y en electroencefalografía. La buena noticia es que el Instituto me asoció como investigador del laboratorio de plasticidad cerebral y firmaron un convenio con nuestra Clínica Psicológica para poder realizar proyectos de investigación en conjunto”, señaló.

En lo inmediato, se pretende efectuar una réplica en Talca del proyecto en mentiras que se está haciendo en México.

“La investigación en mentiras supone un problema importante en términos de que por lo general en el laboratorio se le pide a la persona que mienta, pero la persona sabe que está mintiendo y lo hace consciente. Entonces neurobiológicamente eso oscurece, por ello la idea es poder evaluar cuáles son las áreas neuroanatómicas más asociadas al acto de mentir. Quisimos diseñar una tarea experimental donde si la persona quiere mentir deba hacerlo de una manera intencionada. La tarea era crear este procedimiento en laboratorio para que este sujeto tuviera la opción de mentir o no mentir”, agregó.

La primera parte fue crear una tarea donde se pudiera evaluar un índice de honestidad, lo que se creó en base a las pruebas anteriormente señaladas con el fin de poder determinar si los sujetos de estudio eran más o menos deshonestos. Todo ello previo a someterlos a una resonancia magnética.

“El resonador magnético viene de alguna manera a mejorar el antiguo detector de mentiras y en esa línea va la investigación. La idea ahora es hacer eso mismo en Chile y en Santo Tomás  y después poder comparar las muestras. Queremos poder evaluar si en la producción de mentiras hay algunas características neurobiológicas específicas que se activan cuando un individuo está mintiendo”.

Durante su permanencia en la UNAM, Braulio Bruno además trabajó en el Laboratorio de Neurodesarrollo para adquirir mayor preparación en electroencefalografía. También realizó labores académicas dictando clases en el Doctorado de Controles Inhibitorios.

“La Neuropsicología es un ámbito de la psicología más experimental que en Talca tiene hoy un desarrollo muy incipiente. Pensar en que podríamos tener el primer instituto de neuropsicología para hacer evaluación y rehabilitación en la región es una tremenda noticia. Que me hayan asociado como investigador me permite tener la colaboración de investigadores de manera directa en todo lo que hagamos acá”, puntualizó.

La Universidad Nacional Autónoma de México fue fundada el 21 de septiembre de 1551 con el nombre de la Real y Pontificia Universidad de México, considerada como la más grande e importante de Iberoamérica, tiene como propósito primordial estar al servicio del país y de la humanidad, formar profesionales útiles a la sociedad y organizar y realizar investigaciones.

Dentro de esta casa de estudios, el actual Instituto de Neurobiología es heredero de la Escuela Mexicana de Investigación sobre Neurobiología Integrativa, que surge en la década de 1940. Fue creado en 1993, en el contexto de la “Década del Cerebro” (1990-2000), producto del reconocimiento de la relevancia de las neurociencias.

Su misión es realizar investigación científica original básica y aplicada, sobre la estructura y función del Sistema Nervioso empleando un enfoque multidisciplinario e integral; formar recursos humanos de alto nivel para el Sector Académico (investigadores, técnicos y docentes) y el Sector Salud; y descentralizar las actividades científicas de México, como parte de un polo de desarrollo en la Región del Bajío.