Continuando con el ciclo de charlas sobre enfermedades transmitidas por los animales a los humanos, en esta oportunidad se desmitificó a los gatos y se analizó variedades más exóticas, como son los reptiles y anfibios.

La segunda charla del primer ciclo de conferencias “Una Salud y Zoonosis: ¿Qué enfermedades nos pueden transmitir los animales?”, organizada por la Facultad de Recursos Naturales y Medicina Veterinaria, continuó dedicada a las enfermedades transmitidas por los animales de compañía a los humanos. Esta cita se enfocó en la toxoplasmosis y la salmonelosis.

En primera instancia, la médico veterinario y doctora en parasitología Támara Muñoz expuso su presentación sobre mitos y verdades de la toxoplasmosis, una enfermedad que históricamente ha estigmatizado a los gatos, pero que -en realidad- su principal fuente de contagio en las personas radica en el consumo de carne infectada.

El toxoplasma gondii es un parásito zoonótico cosmopolita que tiene una distribución mundial y que, si bien su hospedero definitivo son los felinos, tiene un amplio espectro de hospederos intermediarios: vertebrados de sangre caliente, incluyendo animales domésticos o de granja (porcinos, caprinos, ovinos, bovinos, equinos) y también animales silvestres (roedores y aves).

“Los humanos también somos hospederos intermediarios, pero de tipo accidental: logra infectar, establecerse, desarrollarse e incluso perdurar durante toda la vida, pero sin jugar un rol epidemiológico importante dentro del ciclo de vida del parásito”, explicó la académica de la Escuela de Medicina Veterinaria de UST Talca.

Tanto los hospederos definitivos, como los intermediarios, pueden infectarse a través del contacto con ooquistes esporulados (excretados por las fecas de los gatos), pero también por la ingestión accidental de quistes tisulares con bradizoitos en su interior, presentes en la carne de animales contaminados. De hecho, es una de las principales causas de muerte atribuida a ETA (enfermedades transmitidas por los alimentos), según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos. Otros medios de infección en humanos son vía transplacentaria (de madre a feto durante la gestación) y parenteral, a partir de trasplantes de tejidos u órganos infectados o de transfusiones de sangre.

Tanto en gatos como en humanos la enfermedad por lo general es asintomática, pero “uno de los datos más relevantes y preocupantes es que se estima que un tercio de la población humana está infectada con toxoplasma gondii, con niveles de seropositividad variable entre países, que en algunos puede ser inferior al 10%, pero en otros puede incluso superar el 70%”, apuntó Muñoz. Es importante señalar que pese a que puede nunca manifestarse, la infección persiste de por vida.

Lo más efectivo ante la transmisión de toxoplasma a humanos, son buenos hábitos de lavado de frutas y verduras previo al consumo. También el uso de guantes y un buen lavado de manos después de jardinear, de limpiar el arenero de los gatos y tras manipular carne cruda. En cuanto a su consumo, se ha estudiado que el parásito sobrevive hasta tres semanas en refrigeración y que muere tras tres días en congelación con temperatura de -18°C. Pero lo más efectivo para destruirlo es la cocción por al menos cinco minutos sobre 67°C en el centro térmico de la carne. El curado y el salado también matan al parásito, pero los resultados son menos concluyentes.

El creciente riesgo con reptiles y anfibios

La segunda parte de la jornada fue presentada por Tania Junod, académica y jefa de carrera en la Escuela de Medicina Veterinaria UST Concepción, quien expuso sobre la salmonelosis. Se trata de una bacteria del género salmonella que tiene dos especies: la bongori, que afecta a animales de sangre fría, y la entérica, que se divide en varias subespecies que también afectan a reptiles y anfibios, salvo una -con el mismo nombre de la especie- que lo hace con animales de sangre caliente y que posee bastantes serotipos que son los causantes de la salmonelosis (la enfermedad que puede afectar al ser humano).

Algunos serotipos, como el typhi y paratyphi, cuyos hospederos específicos son netamente humanos, generan cuadro entérico febril, dolor abdominal, diarrea, entre otros, mientras que las otras salmonellas, que son agrupadas como serovares no tíficos, como la typhimurium y la enteritidis, tienen una amplia gama de huéspedes y provocan cuadros gastroentéricos (dolor abdominal, diarrea, vómitos, etc), pero además pueden llegar a cursar otros cuadros en el ser humano, como meningitis.

Los reservorios de salmonella son distintas especies de mamíferos, aves e insectos, pero por lo general se asocia a animales de producción.

“Diversos animales mamíferos pueden llevar el agente hasta el ser humano por contacto directo, por subproductos de ellos (carne, huevos, leche) o porque defecan cerca de huertos o algún producto hortofrutícola y que posteriormente son consumidos por seres humanos sin las medidas adecuadas de higiene y sanitización”, describió Junod.

Pero desde hace algunos años también se entró a considerar a reptiles y anfibios debido al aumento en la tenencia de mascotas de estas especies, que son fuente principal de salmonella no entérica y también puede infectar a humanos.

Si tenemos este tipo de animales como mascotas (iguanas, esquincos, tortugas, geckos, serpientes y camaleones) debemos estar conscientes de que estamos en riesgo de adquirir la enfermedad, alerta la magister en ciencias veterinarias con mención en higiene y tecnología de los alimentos.

La médico veterinario concluyó recomendando como medidas de prevención la higiene adecuada de hábitat de estas mascotas; evitar alimentarlas con animales o insectos vivos; el lavado de mano tras su manipulación; no permitir que deambulen libremente en cocinas o baños; no comer, beber o fumar luego de manipular reptiles; no limpiar su equipamiento en los baños o cocina, y; mantener reptiles y anfibios saludables y con su control veterinario correspondiente.