Diseñador gráfico

Roberto Siñiga, ilustrador: “Hay que combinar el talento con esfuerzo y dedicación, y dibujar hasta que el brazo se te caiga”

El egresado del Instituto Profesional Santo Tomás de La Serena es un exponente destacado entre los ilustradores del país, camino forjado a punta de constancia y resiliencia ante los momentos difíciles, hecho que le ha permitido trabajar para editoriales nacionales y proyectarse al extranjero.

Acompañar las palabras de una narración, y mejor aún, completar la imagen mental que nace al momento de la lectura es un trabajo que requiere dedicación, talento y una gran imaginación.

Porque la ilustración, precisamente, tiene mucho que ver con la imaginación: poner en el papel dibujos, trazos, colores, etc., que en conjunto, son la mejor compañía, y en el mejor de los casos, el corazón de un libro ilustrado, ya sea un cuento o poema.

Al respecto, Chile goza de un buen momento al respecto: recientemente, una nutrida delegación fue parte de la Feria del libro infantil de Bolonia, Italia, instancia que reúne anualmente a lo mejor de esta industria editorial.

Y desde la región de Atacama el diseñador gráfico, Roberto Siñiga Rivera, oriundo de Iquique y egresado del Instituto Profesional Santo Tomás de La Serena, es actualmente una voz autorizada al respecto, gracias a su currículum que comprende trabajos para editoriales como Alfaguara Infantil de Santillana y Planeta.

«(…) cuando se ilustra para un niño, que es el público objetivo, uno siempre debe ser clarito, es decir, ceñirse a lo que se indica, pero agregando también la creatividad de uno, con colores, formas, texturas para que sea algo fantástico y atractivo».

El joven, quien desde temprana edad gustaba de llevar al papel los dibujos animados de su interés, comparte su experiencia sobre esta especialidad artística.

Niño dibujado de cabellera roja, acostado junto a helados y dulces.

León y su tercer deseo.

¿Qué es la ilustración para ti?

Es un medio de comunicación. Cuando yo entré en esto fue de forma autodidacta combinando con algo de diseño gráfico, porque es un trabajo que puede ser objetivo o subjetivo; por ejemplo, cuando hice un trabajo para Santillana me dieron las indicaciones de cómo construir un personaje, y por ende, uno pasa a ser un trabajador, a diferencia del artista que puede darse algunas libertades, como en una exposición colectiva. Pero cuando se ilustra para un niño, que es el público objetivo, uno siempre debe ser clarito, es decir, ceñirse a lo que se indica, pero agregando también la creatividad de uno, con colores, formas, texturas para que sea algo fantástico y atractivo.

Un viaje “jugado”

¿Cómo llegaste a la ilustración?

Como a quienes les gusta el arte, desde muy pequeño comencé a dibujar y copiar los monitos que veía, como Tom & Jerry y La Pantera Rosa, momento donde se crea un interés hacia esto.

Este panorama es completamente opuesto a la actualidad donde existen más recursos, como los tutoriales en youtube. Sin embargo, gracias a internet conocí el trabajo de un gran ilustrador: el cubano Alex Pelayo. Recuerdo que en ese tiempo (2006) estaba en La Serena, y sin haberme contactado previamente con él vía teléfono o correo, viajé a Santiago a conocerlo. Llegué a su departamento y le dije “aló, Alex; sabes que vi tu trabajo por internet y me gustaría que me orientes”, y él, sin conocerme me hizo pasar, y le mostré mis trabajos, los cuales le parecieron muy buenos.

Gracias a él pude contactarme con la editorial Santillana Alfaguara Infantil donde pude conocer a la señora Beatriz Rojas, escritora del libro “León y su tercer deseo”, lo que me permitió dar el primer paso en este ámbito gracias a un trabajo por el que me pagaron muy bien y al que dediqué dos meses de trabajo muy artesanal con acrílico y potoshop para los retoques.

Luego me mandaron a hacer las ilustraciones de otro libro: “León y carnaval de la vida”, y posteriormente tomé contacto con otros escritores, hasta llegar a la actualidad, donde con quien más trabajo es con el autor Álvaro Podesta, con quien además somos amigos.

«(…) en la época del aluvión en Copiapó, que me dejó con mi imprenta gráfica inundada y sin trabajo. En esa época difícil me trasladé a Santiago con mi señora y mi hijo, porque uno tiene que moverse en esto, y en la capital me puse a mandar mi trabajo a distintas editoriales (…)».

¿Y cuánto te ayudó para tu trabajo actual el haber estudiado Diseño Gráfico en el Instituto Profesional Santo Tomás de La Serena?

Obviamente cosas como la forma y la objetividad. Uno muchas veces quiere ser un artista, pero siempre debe haber comunicación, que es muy importante. Aunque en el caso de los libros ilustrados el artista le da más espacio al arte.

Dibujo de piratas sobre una colorida isla.

El pirata come arañas y la pizza del tesoro.

“Hay que moverse”

¿Qué trabajos destacarías de los que has realizado?

Estoy trabajando en un nuevo libro que se llama “Luna”, pero aún no lo podemos presentar porque será parte de un concurso nacional e internacional, por lo que estoy haciéndole ajustes. También tengo una posible obra para Turquía; estoy trabajando con un joven que tiene que traducirme el cuento para recién hacer los bocetos.

Y sobre los ya hechos, destaco los que me han permitido liberarme y meterme en otro mundo, como “León y su tercer deseo” y “El cuento del pirata come arañas y su viaje a la pizza del tesoro”, del escritor Leo Quinteros para editorial Planeta, que hice en la época del aluvión en Copiapó, que me dejó con mi imprenta gráfica inundada y sin trabajo.

En esa época difícil me trasladé a Santiago con mi señora y mi hijo, porque uno tiene que moverse en esto, y en la capital me puse a mandar mi trabajo a distintas editoriales y de Planeta me respondieron, y gracias a Dios, pude hacer este trabajo. Luego me contactaron de la filial chilena de la editorial SM, de España, donde hice algunos cuentos cortos que me ayudaron a sobrevivir en esa época difícil, donde acogido junto a mi familia por mi hermano trabajé en una pieza tratando de hacerlo lo mejor posible.

¿Cómo calificarías el estado actual de la ilustración en el país?

Es muy buena. No hay nada que envidiar de afuera. Cuando comenzamos con el colectivo Ilustrared en el país, éramos pocos, cerca de 9 personas entre los que estaba Alex Pelayo y Alberto Montt, quien es muy conocido por su humor y sátiras.

También está Francisco Javier Olea que trabaja en El Mercurio; pero en suma son más de 300 ilustradores chilenos de muy buena calidad, considerando que en mis inicios creía que los argentinos eran los mejores.

«(…) lo que hay que hacer es trabajar duro. Tengo 42 años y me di cuenta que no basta con el talento: hay que combinarlo con esfuerzo y dedicación; dibujar, dibujar hasta que el brazo se te caiga».

¿Y qué le dirías a un estudiante de diseño que desea dedicarse a la ilustración?

A quienes están recién en esto y de seguro han visto muchos videos en youtube de sus ilustradores favoritos, creo que está bien. Pero lo que hay que hacer es trabajar duro. Tengo 42 años y me di cuenta que no basta con el talento: hay que combinarlo con esfuerzo y dedicación; dibujar, dibujar hasta que el brazo se te caiga.

Además de la práctica y la constancia está el profesionalismo. Muchas veces se trabaja contra el tiempo, por ejemplo, dibujar 20 escenas en un mes con sus correspondientes correcciones.

Y para aquellos que no han expuesto nunca tiene que mostrar sus trabajos, ya sea en una página web, facebook, etc., a fin de que una editorial pueda conocer su trabajo. Por ejemplo en mi página de facebook voy subiendo mis trabajos, y aún cuando no tengo nada subo algunas cosas.

En resumen, hay que trabajar duro y moverse y mostrarse, porque la competencia es dura. Gracias a Dios, en mi caso, he contado con el apoyo del señor, porque soy muy creyente, y además, mi familia ha sido fundamental.

Tres personajes se asoman por las ventanas y puerta de un tren.

Limited (proyecto personal).