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Estudiantes secundarios participaron del 14° Seminario sobre Temas AcuícolasRescatista Manuel González: “El caso de la mina San José fue muy bonito, pero no siempre estas historias tienen un final feliz”
El primer brigadista que bajó al refugio de los 33 mineros atrapados hace 7 años en el yacimiento nortino, ofreció una charla en UST Viña del Mar invitado por la Escuela de Psicología.
Fue el caso más médiático, pero no el peor. Así resume Manuel González su trabajo en el rescate de los 33 mineros que el año 2010 quedaron atrapados por más de dos meses al interior de la mina San José, al norte de nuestro país. Su papel en el equipo de rescate trascendió debido a que fue el primer brigadista que bajó al refugio en la ya mítica cápsula Fénix, coordinando desde el interior el trabajo por más de 26 horas hasta que el último minero salió a la superficie.
Desde ese momento, González fue requerido con insistencia para brindar charlas en todo el país, tanto en empresas mineras como en instituciones educacionales. Fue ese camino el que lo llevó a Santo Tomás Viña del Mar, donde invitado por la Escuela de Psicología ofreció una conferencia en una jornada donde además nació formalmente el nuevo Equipo de Primeros Auxilios Psicológicos de la carrera.
- ¿El rescate en la mina San José es lo más fuerte que le ha tocado vivir como rescatista o solo fue lo más mediático?
“Emocionalmente sí, fue lo más fuerte, pero así como en San José viví la parte bonita porque terminó bien, también está la otra parte, la parte fea, como sacar compañeros muertos, eso también es fuerte emocionalmente. Tal vez San José fue bonito, fue muy mediático, salió para todo el mundo, tuvo un final feliz, pero no todo el tiempo estas historias tienen finales felices, me ha tocado vivir la otra parte también”.
- Con el paso de los años, ¿cómo recuerda los días previos a ese rescate?
“Son recuerdos que a uno nunca se le olvidan porque son cosas que no ocurren muy a menudo. Los últimos días fueron de mucha adrenalina porque teníamos la presión de las familias que querían que ellos salieran luego, entonces teníamos que luchar contra eso y esperar hasta estar preparados cien por ciento. El rescate se hizo cuando nosotros como brigada de rescatistas estuvimos preparados, no cuando alguien quiso”.
El primer rescatista en bajar al refugio
- ¿Cómo se decidió que usted fuera el primer rescatista en bajar al refugio donde estaban los 33 mineros atrapados?
“Se decidió por varios factores. El hecho de ser jefe de turno en la mina, tener gente a cargo, saber enfrentar a mineros, eso ayudó mucho a que me eligieran. Yo sabía a lo que me iba a enfrentar abajo, entonces eso me dio un plus. Lo otro es que yo era de los más antiguos, de los mayores en el equipo, así que estaba más tranquilo. Nunca pensé que me podía tocar, pero la experiencia y el manejo con grupos de trabajo influyeron mucho”.
- ¿Qué recuerda del momento en que al fin se encuentra con los mineros?
“Fue muy emocionante, la mayoría me abrazó y se puso a llorar. Yo era la esperanza de ellos porque sabíamos que si yo bajaba era porque alguien me iba a poder subir. Eso fue muy emocionante, por eso digo que hay que tener temple y no quebrarse porque al ver todas las personas llorando, no puedes llorar. Yo en ese momento era el capataz, el jefe, el capitán del equipo y las cosas se tenían que hacer como yo dijera mientras bajaban mis otros compañeros. Afortunadamente los mineros estaban bien ordenados y preparados, más de lo que yo esperaba, así que se portaron muy bien y todo lo planificado se llevó a cabo”.
Charla a estudiantes de Psicología
- De acuerdo a lo que ha vivido como rescatista ¿diría que se ha vuelto más insensible con los años frente a episodios críticos o que ha aprendido a separar sus emociones?
“Uno aprende a separar las cosas. De hecho, yo soy bastante sensible, soy bien llorón cuando me pasan cosas, pero uno aprende a convivir con eso, no es que tenga emergencias todos los días, pero uno va adquiriendo más temple. Eso te lo dan los años, yo llevo 28 años de minería y 20 de rescatista. Al principio igual cuesta, pero vas adquiriendo experiencia y eso ayuda después a enfrentar los desafíos más grandes. Vivir cosas es fundamental porque la teoría llega hasta un límite, pero en la acción es cuando uno ve si tiene ganas, fuerza y voluntad de seguir en esto”.
- Hoy va a hablar frente a jóvenes que en su mayoría son estudiantes de Psicología. De hecho, un grupo de ellos acaba de conformar un Equipo de Primeros Auxilios Psicológicos.
“Ellos van a tener que actuar en condiciones extremas en algún momento, les tocará ver cosas, sentir cosas, entonces lo que quiero transmitir es que deben estar preparados física y psicológicamente para actuar en emergencias críticas”.
- ¿Qué consejo les daría?
“Que aprendan de los más antiguos, que valoren estas actividades, que saquen provecho de estas experiencias porque muchas de esas cosas reflejan un gran trabajo. Las cosas que salen bien son porque algo se hizo bien. En San José se hizo un muy buen trabajo y por eso resultó como resultó”.
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