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Área Ciencias Sociales de Santo Tomás Talca realizó taller de autocuidado para jóvenesClaudio Pérez, diseñador en 6°Charla de Diseño IPST:
“Para ser un emprendedor o innovador sostenible, primero hay que tener consciencia ecosistémica”
En esta jornada, Claudio Pérez, docente de Diseño habló de la importancia del medioambiente y del ser humano en el marco del emprendimiento de negocios sustentables, desglosando las a veces sutiles diferencias entre las distintas aproximaciones.
Claudio Pérez es geógrafo, antropólogo y tiene un MBA. En sus 10 años de profesión se convirtió en docente de la carrera de Diseño en la Sede Talca del IP Santo Tomás, pero por sobre todo es un emprendedor e innovador sostenible. En su charla “[(E+I) x 3i] Innovación sostenible en tiempos de Covid”, organizada por el Área de Diseño IPST, el co fundador y CEO de Yká y SOMOS Social Lab, desglosó todo lo relacionado al emprendimiento e innovación con sentido.
El principal requerimiento para la innovación sostenible es la elevación de la consciencia, explicó Pérez. “Es una función compuesta por tres factores necesarios para generar el ‘triple impacto’: el medioambiente, la sociedad (o las personas) y, en tercer lugar, los negocios”. Y en este sentido, agrega que si alguien quiere ser un emprendedor o innovador “del montón”, entonces da igual el orden de estos factores, pero advierte que “si quieres ser un emprendedor o innovador de impacto sostenible, entonces este orden no da igual”.
“El ‘qué’ puede ser el mismo, pero es el ‘cómo’ el que es distinto: La mirada de negocios busca el mayor volumen y el mayor margen de utilidad. Para el innovador de impacto sostenible, la primera mirada será cómo esto encaja con el medioambiente; cómo le causo el menor daño posible a la naturaleza y cómo le doy la participación que debe al ser humano, y luego pienso cómo esto lo hago de manera sustentable en términos de negocio. Eso se llama tener consciencia ecosistémica”, detalló el académico.
Los desafíos del panorama actual
Dirigiéndose directamente a los alumnos de Diseño, Pérez afirmó que emprender no tiene que ver necesariamente con los negocios, sino más bien con accionar y movilizarse; con mover el mundo para lograr un objetivo. Y esto aplica tanto para un mundo en medio de una pandemia, como para abordar todos los grandes problemas en nuestra sociedad.
“Desde la mirada de la innovación, y de la innovación como una herramienta para nuestro desarrollo social, para nuestra sostenibilidad como especie, el Covid es una oportunidad; un contexto en el cual hay mucho por hacer. También lo son la crisis hídrica, la pobreza, los desafíos que nos plantea la educación. Es ahí donde hay que innovar; donde la innovación se transforma en un motor del desarrollo social, del desarrollo productivo”, analizó.
Y, en este sentido, el diseño está lleno de métodos para innovar: “Un diseñador de la Santo Tomás debiera prospectar en su horizonte laboral el poder ser un consultor que le enseñe a las empresas a desarrollar su pensamiento de diseño; a desarrollar nuevos productos, nuevos servicios, nuevos procesos, nuevas formas de hacer empresa, basado todo esto en metodologías de diseño” y que aborden las temáticas de la sostenibilidad, alentó el hoy fabricante de paneles de relleno para la construcción.
Yká, innovación sostenible desde surf hacia la construcción
Pérez fundamentó su charla en base a su experiencia como cofundador de Yká, donde un amigo suyo venía desarrollando un proyecto para hacer tablas de surf con un prototipo de espuma de cochayuyo, pero no estaban conformes porque tenía sólo un 60% de esta alga y el 40% restante seguían siendo componentes petroquímicos dañinos para el mar.
Desde las tablas, “comenzamos a pasar al desarrollo de espumas con aceite (el común y corriente para cocinar). La idea era darle un mejor uso al aceite que -por lo general- se va por las cañerías al lavar la loza, ya que tiene un tremendo impacto negativo en el medioambiente. Esta espuma es un material bioplástico en la categoría de los poliuretanos”, relató Pérez.
Con esto sobre la mesa, convirtieron el poliol en un biopoliol y tras muchas pruebas, comenzaron a desarrollar un prototipo de panel SIP para construcción. “Identificamos que nuestro material bio basado tiene mejor resistencia a la compresión, tiene mejor aislación térmica, mejor resistencia mecánica (para sismos), mejor para temas acústicos”, explicó. Hoy están a la espera de que pase el confinamiento por la pandemia para comenzar a producir y comercializar sus paneles.
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