Nueve conferencistas, tres presentaciones de libros y más de cuarenta autores de comunicaciones fueron parte de los números que dejaron las tres jornadas de reflexión.

Algunos de los tomistas más connotados de Iberoamérica, España, Polonia y Estados Unidos, se reunieron entre el 19 y el 21 de julio en el Instituto profesional Santo Tomás San Joaquín para ser parte del III Congreso Internacional de Filosofía Tomista, que este año abordó los grados y tipos de conocimiento.

Nueve conferencistas, más de cuarenta autores de comunicaciones, tres presentaciones de libros y más de doscientos participantes fueron parte de este tercer encuentro, que gozó de traducción simultánea inglés-castellano y castellano-inglés, para hacer posible la discusión entre todos los presentes.

Enrique Martínez, Thomas Joseph White (op), Juan José Sanguineti, Steve Jensen y Antonio Amado, fueron algunos de los conferencistas que se presentaron en el congreso. De ellos, se destaca de manera especial la solución que los Padres Thomas Joseph White y Juan Andrés García Reyes dieron al problema de cómo se compaginan los diversos niveles del conocimiento que gozaba Jesucristo en su vida terrena y con su naturaleza humana: la ciencia de visión, la ciencia infusa y la ciencia adquirida. Ya que por una parte, Jesús articulaba en su lenguaje humano aquella parte del conocimiento que potencialmente tenía y que era relevante para su misión salvadora; por otra, el conocimiento adquirido permitía que se articulara de una manera particular y en acto el océano de saber de qué gozaba potencialmente la naturaleza humana de Cristo.

Otro punto importante de la jornada fue la presentación de Juan José Sanguineti, quien trascendió las concepciones de antropología filosófica más difundidas hoy en el mundo anglosajón, mostrando que ni el materialismo ni el dualismo pueden dar cuenta de la armoniosa colaboración de las potencias sensitivas humanas (radicadas en el cerebro) y la potencia intelectiva (enteramente incorpórea).

Balance positivo

Hubo un acuerdo unánime en que el conocimiento es un bien por sí mismo, uno de los bienes más altos que podemos alcanzar, y uno que da lugar a otros muchos bienes, por eso, para el director del Congreso Tomista, Carlos Casanova, este encuentro tuvo que mucho que aportar en la coyuntura histórica en que se encuentra nuestro país.

“La universidad es una institución surgida en la tradición occidental y chilena, que se ha caracterizado siempre por cultivar el conocimiento por sí mismo. Esto no gusta a todos. Ya lo decía Andrés Bello: los amigos del cui bono (“¿para qué sirve?”) son enemigos de la universidad, y los liberales-utilitaristas, como Adam Smith, querían suprimirla por tratarse de una “corporación inútil”. Y los marxistas y otros totalitarios también han querido suprimirla por no poder tolerar que se cultive un conocimiento que no pueda controlar el Poder Ejecutivo. Pero gústele a quien le guste y disgústele a quien le disguste, eso es la universidad: no una agencia de igualación social, ni un taller para la solución de problemas tecnológicos del gobierno. Por esto resultó muy oportuno que se discutiera qué cosa es el conocimiento, sin cortapisas”, señaló.

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