Llegando al final del ciclo de enfermedades zoonóticas, el médico veterinario Frederick Toro repasó las múltiples afecciones que pueden contagiarnos mutuamente con especies como ballenas, delfines, focas, lobos marinos o nutrias.

La sexta y última sesión del ciclo de conferencias “Una Salud y Zoonosis: ¿Qué enfermedades nos pueden transmitir los animales?”, que -al igual que la charla anterior- estuvo dedicada a la fauna silvestre, y en esta ocasión se centró en los riesgos asociados a especies marinas, a cargo del director científico de la ONG Panthalassa, Frederick Toro.

El médico veterinario partió explicando las dos maneras por las cuales se definen los mamíferos marinos: la taxonómica, que abarca al grupo de cetáceos, de carnívoros marinos, de sirénidos, que se dividen en tres órdenes distintos y son alrededor de 137 especies, y la ecológica, que son todas las especies de mamíferos cuya vida depende del mar en cierto grado (por eso los osos polares se definen como mamíferos marinos; porque dependen del mar para sobrevivir).

Toro, que además posee un magíster en salud de ecosistemas, ahondó en el concepto de que es más probable que los humanos transmitamos enfermedades a distintas especies de la fauna marina, que al revés, debido a que el hombre sobrevive en base a su dependencia de los ecosistemas marinos. Dicha perturbación constante redunda en enfermedades en estas especies.

“Esto ha evolucionado en el tiempo y ha causado diferentes efectos, desde la pesca intensiva, la contaminación, el tráfico de embarcaciones, la urbanización, y esto genera efectos en la fauna marina y en los mamíferos marinos, pudiendo provocar problemas ecológicos, conductuales y de salud, por lo que este efecto de perturbación constante del ser humano, puede conllevar a enfermedades en estas especies”, sostuvo Toro.

Enfermedades más comunes

En primera instancia, el médico veterinario y doctor en medicina de la conservación, abordó la influenza aviar, enfermedad ampliamente conocida por afectar a humanos, pero que en las últimas dos décadas también se ha visto que afecta a mamíferos marinos, generando -por ejemplo- mortandades masivas de focas en el hemisferio norte. También es el caso del ébola, que es transmitido por murciélagos en África.

En el caso de la brucella, se trata de una bacteria negativa de la cual existen cepas específicas de mamíferos marinos como la ceti (afecta a delfines y marsopas) y pinnipidialis (también puede afectar a nutrias). “Producen sinologías muy similares a las de los animales domésticos, como aborto en el último tercio, problemas neurológicos, placentitis”, señaló Frederick Toro, agregando que lamentablemente en Chile aún no se sabe exactamente cuál es su alcance e incidencia, dado que no se ha estudiado en profundidad.

Otra afección, representada principalmente en profesionales dedicados al rescate y conservación de especies, es el denominado “dedo lobero”, una enfermedad bacteriana generada por mordeduras de lobos marinos y que produce una inflamación de la extremidad y problemas nerviosos, como cefaleas. Es una bacteria que se halla de forma natural en la microbiota oral, de boca de lobos y focas; un micoplasma que puede transmitir esta enfermedad a los seres humanos.

También describió la lobomycosis, una enfermedad fúngica con características zoonóticas que afecta particularmente a cetáceos pequeños, produciendo lesiones en la piel, “pero es muy difícil su contagio de cetáceo a ser humano, dado el difícil encuentro entre ambas especies”, aclaró el veterinario.

Otra enfermedad muy conocida es el toxoplasma gondii: Protozoo que afecta a la mayoría de los vertebrados de sangre caliente. Los felinos son su hospedero definitivo, como vimos en sesiones anteriores de este ciclo, pero se ha visto que afecta bastante a las nutrias, especialmente en la nutria de río de América del Norte (Lontra canadensis). “En zonas pobladas, después de las lluvias, baja el caudal (de la boca de los ríos) y afloran los ooquistes de las fecas de gatos en estas zonas, llegando a las almejas, que son organismos filtradores, y luego son consumidas por las nutrias, produciendo enfermedades y lesiones”, explicó Toro.

Finalmente, el investigador abordó el herpesvirus, que afecta a distintas especies de cetáceos pequeños, causando lesiones cutáneas, pero también neurológicas y derivar en la muerte. Y también el SARS-CoV-2, que puede llegar a mamíferos marinos a través de elementos contaminados desechados por humanos. Genera los mismos síntomas que en el hombre y se da más en animales en cautiverio, como focas y belugas, pero Toro alertó que el temor con el coronavirus radica en que “se sabe que los mustélidos, como las nutrias, son más susceptibles a ser reservorios de esta enfermedad”.

Basado en los estudios en los que ha trabajado -principalmente con ballenas- Frederick Toro sentenció que “se puede concluir que el sitio y el impacto humano influyen mucho en la salud” de los mamíferos marinos. Por lo que el llamado es a cuidar y no intervenir sus ecosistemas.