Docentes y estudiantes recuerdan al profesor Carlos Íñiguez

“Los estudiantes recibieron de parte de Carlos un consejo para la vida”

Ver al profesor Íñiguez conversando y riendo con los alumnos en los pasillos de la Universidad, era algo común. Sus más de 26 años dedicado a la docencia en la UST, sin duda dejaron huella en todos los que lo conocieron, pero sobre todo en sus estudiantes, para los que siempre tendió una palabra, un consejo, y a quienes siempre les exigió dar lo mejor de sí para enfrentar sus dificultades. A casi dos meses de su fallecimiento, sus cercanos lo recuerdan con afecto: “Él se daba el tiempo para cada persona, aunque tuviera mucho que hacer (…) A su funeral fueron dos buses llenos de estudiantes y egresados”, recuerda Esther Gómez, Directora de Formación e Identidad de Santo Tomás.

Más que un profesor

Para la Facultad de Recursos Naturales y Medicina Veterinaria de la UST el fallecimiento del Ingeniero Agrónomo “significó perder a un académico que entregaba muchas más cosas que solamente su conocimiento profesional, sino que también entregaba valores, formas de enfrentar la vida, aspectos que tenían que ver con formar la personalidad, cómo ser un profesional integral”, expresa Álvaro Reyes, Director Nacional de la Escuela de Agronomía de la UST. Íñiguez impartió la asignatura Taller de Producción Agrícola y Ética Profesional en la Escuela de Agronomía de la UST por más de 20 años, instancia en la cual forjó profundos lazos con docentes, estudiantes y egresados.

“Los estudiantes confiaban en él, le pedían consejos. Creó un vínculo estrecho con ellos, no solo en la parte profesional, sino que ellos también recibieron de parte de Carlos un consejo para la vida. Para él la opinión del estudiante era muy importante, siempre se preocupaba de qué opinaban y hacerlo valer dentro de las instancias de la escuela y en la toma de decisiones”, destaca el Director Nacional de Escuela.

Aportes académicos

Uno de los grandes hitos que marcaron su paso por la UST fue la creación del Programa de Continuidad de Estudios y que hoy ya lleva cerca de 16 años impartiéndose. “El ideó, planificó y llevó a cabo un Programa de Continuidad de Estudios, el primero en la UST. Este programa permite que un Ingeniero en Ejecución Agropecuaria, carrera de cuatro años, pueda obtener el título de Ingeniero Agrónomo en la UST”, explica Reyes.

Por otro lado, en términos académicos -cuentan sus compañeros de trabajo- Íñiguez sobresalió por sus aportes como profesor guía de tesis; estuvo a cargo de las prácticas estivales; por su mirada práctica sobre el trabajo agrícola que aplicaba con sus estudiantes y su participación en el comité de Ética de la Universidad.

Formación e Identidad

Otra área en la que destacó por sus valiosos aportes y entusiasmo fue en Formación e Identidad. María Esther Gómez, Directora de Formación e Identidad de Santo Tomás, lo recuerda como “una persona muy inquieta intelectualmente, destacaba por sus preguntas, su capacidad reflexiva, y por su capacidad por vincular los contenidos y los temas en análisis”.

“Recuerdo de manera especial el tiempo en que estuvimos leyendo el documento sobre el sentido del dolor: Salvifici doloris. Me llamó especialmente la atención cómo él asumía las reflexiones, las hacía carne propia y las supo adaptar para sus estudiantes de Ética Profesional, a través de lecturas y reflexiones con ellos”, relata Gómez.

Entre sus particularidades, sus conocidos enfatizan en su capacidad por vincular la filosofía con la Agronomía y la Ética Profesional, relación que lo llevó a cursar el Diplomado en Filosofía, y de esta manera impartir sus asignaturas con conocimiento de causa desde ambas disciplinas.

“Siempre fue un hombre de fe, de mucha y profunda fe. Se sabía muy amado por Dios, al que devolvía un cariño filial y muy maduro, y así lo manifestaba donde hiciera falta. Esta fe la vivía en el día a día descubriendo la Providencia de Dios en lo que vivía, también en las enfermedades que sufrió, y por supuesto, en la muerte, para la que se preparó de manera muy consciente y con mucha paz interior”, expresa la Directora de Formación e Identidad.

El profesor Carlos Íñiguez falleció el pasado 8 de octubre a los 72 años a causa de un cáncer de pulmón. Hasta sus últimos días, la docencia fue su gran pasión, ejerciendo como profesor hasta mayo de este año. “La universidad era su segunda casa. Era su vida”, finaliza Reyes.