Cristian Venegas, docente de la Escuela de Psicología de Universidad Santo Tomás Viña del Mar, señala que la cultura popular despojó de sentido a muchas costumbres religiosas. A eso se suma el descrédito de la Iglesia y la promoción de valores individualistas.

Semana Santa es, hoy, sinónimo de feriado largo. La importancia religiosa de esta fecha ha sido reemplazada por intereses más banales, como disfrutar de unas pequeñas vacaciones o asumir como una obligación el consumo de pescados y mariscos. Un fenómeno que es seguido con atención desde las ciencias sociales, tal como afirma Cristian Venegas, Magíster en Psicología Social y docente de la Escuela de Psicología de Universidad Santo Tomás Viña del Mar.

Según explica, esta situación se puede entender de distintas perspectivas. Por un lado, la cultura popular ha terminado por distorsionar la ritualidad católica, quitándole su simbolismo original. “Así se llega a creer que colgar un ramo tras la puerta principal de la casa trae buena suerte, por ejemplo”, dice en alusión a la costumbre ligada a Domingo de Ramos.

Costumbres de Semana Santa

“Los dogmas de fe comparten un espacio cultural contiguo con la vida comunitaria y poblacional”, señala el psicólogo, quien apunta a la “Quema de Judas” como una costumbre donde conviven ambos mundos: “es un momento en que los evangelios descienden a la cotidianidad y ese verdadero teatro poblacional y espontáneo permite ejecutar al culpable, en una cultura como la chilena donde siempre buscamos al culpable”.

Sin embargo, se reconoce que Semana Santa despierta un espíritu católico que duerme gran parte del año. “En esa forma de ‘vivir el cristianismo a mi manera’, hemos entregado a Jesús muchas veces, hemos sido traidores a la fe, entonces esta fecha se asume como una oportunidad para expiar las culpas y enmendar el camino. Por eso algunos optan por confesarse, ayunar, no comer carnes rojas, etcétera. Son formas de elaborar esa culpa”.

Ritualidad católica

Pero por otro lado tampoco se debe negar que la Iglesia perdió protagonismo en la sociedad chilena. “Hoy las personas construyen el sentido de su vida desde códigos laicos, donde la Iglesia ya no se toma como fuente porque se transformó en una institución lejana”, explica Venegas, agregando que “la ritualidad católica con el tiempo ha ido perdiendo su fuerza simbólica, es menos relevante para un gran porcentaje de la población”.

“En los ’90 la percepción de la Iglesia Católica era muy buena porque aún estaba el recuerdo del trabajo que realizó durante los ’80 en las poblaciones. Pero ahora ha perdido fuerza, más aún por los escándalos que la han afectado, ocasionando descrédito incluso entre feligreses”, prosigue el académico de la Universidad Santo Tomás Viña del Mar. “Además, se fue profundizando el modelo económico neoliberal que promueve valores individualistas, los lazos sociales se fueron debilitando y por eso hay quienes se alejan de la ritualidad católica para dejarse llevar por el camino del hedonismo, pero también en búsqueda del tiempo perdido como familia y persona en una sociedad cada vez más atravesada por problemas sociales”, concluye.