Rodolfo Alvarez, académico de la UST

“La felicidad se alcanza en el proceso, no sólo al final de la meta”

Cada 20 de marzo, se conmemora el Día Internacional de la Felicidad, una fecha que según el director de la escuela de Psicología, nos permite reflexionar sobre esta emoción y qué hacemos para lograrla.

¿Es feliz? Sin duda esa una de las preguntas más complejas, por la emocionalidad que involucra y el abanico de respuestas que tiene. Los cierto es que la felicidad es una de las metas que el hombre ha tratado de alcanzar.

Tal es el interés que despierta y los cambios que este estado de ánimo ha generado entre quienes se reconocen como “felices” que el Estado de Bután la considera como el factor más importante de su PIB, que en 2013 alcanzó los 2.362,58 USD. “Ellos la llaman FNB, sigla con la que denominan la Felicidad Nacional Bruta, pues a juicio de este factor tan abstracto para algunos, mide la calidad de vida de sus habitantes”, comenta el director de la escuela Psicología de la Universidad Santo Tomás Concepción, Rodolfo Alvarez.

El FNB basa su esencia en que el verdadero desarrollo de la sociedad humana es un complemento entre lo material y espiritual, filosofía asociada al budismo que profesan sus habitantes.

Día Internacional de la Felicidad

Bután es un pequeño país, fronterizo con China e India, que vive de la agricultura como eje de su economía. Sin embargo, su riqueza está determinada por el bienestar de su población. Es precisamente esta singularidad la que motivó a la Organización de la Naciones Unidad a decretar el 20 de marzo como el Día Internacional de la Felicidad.

Esta resolución abre la invitación a que sus estados miembros reconozcan su importancia e incorporen como un elemento más en las políticas de gobierno que surjan.

“Lo significativo es que este pueblo ha logrado conceptualizar, por decirlo de alguna manera, la felicidad. Una emoción que está más relacionada con la plenitud y el equilibrio de lo emocional y lo terrenal que con los logros materiales, que es la visión occidental, y que por sobre todo motiva”, dice Alvarez.

Según el experto, el factor motivacional es básico en este proceso. “Nuestra cultura tiene a asumir la felicidad como un fin; sin embargo, si hiciéramos el ejercicio de sentirnos plenos durante el transcurso de alcanzar un desafío trazado, podríamos entender, por una lado que los errores son oportunidades y valorar más aquellos aspectos que nos dieron satisfacción”.

La felicidad en el mundo

Esto comenta sucede porque nuestra mirada tiende a ver las cosas en “blanco y negro”, desconociendo los enriquecedores matices que quedan en el camino. “Los occidentales somos exitistas, queremos tener más y más, nos esforzamos para eso y si no se logra, surgen las frustraciones. Y si a una persona en esta condición le preguntamos si es feliz, la respuesta será obvia. No”.

El académico de la UST recalca que no es que intrínsecamente sea infeliz, sino que la sensación de bienestar que anhelaba no existe y eso se extrapola a todo lo demás. Trabajo, familia, estudios, etc.

El ejemplo de Bután o de países como Dinamarca, considerado como el más feliz del mundo, según World Happiness Report, es que la felicidad no se mide en función del otro ni de lo material, sino de variables como la libertad para tomar decisiones, la generosidad o la esperanza de vida.

“Si pensamos en eso, seguro nos daremos cuenta que nuestro trabajo, nuestra familia o nuestros logros son muchos y buenos, sin duda eso, nos dará bienestar y podremos aprender a responder que somos felices”, finaliza Alvarez.