La ciencia, la tecnología y las políticas sociales para dar vida a los años

Se dice que la ciencia constituye un mundo en continuo cambio, en continuo avance, de hecho, la propia vida de los humanos es un proceso cambiante, no tan solo por los avatares de del vivir, sino por el propio proceso biológico del envejecimiento. Si en la actualidad se interrelacionan los cambios, históricos, aportados por la ciencia, con los cambios de la vida de una persona, el resultado es realmente impresionante. Simplemente, desde el inicio de la electrificación de las casas, la aparición de la televisión, hasta los teléfonos celulares e Internet, por citar unos ejemplos, los cambios han sido fabulosos.

En este contexto, la ciencia puede jugar un papel activo al servicio de un envejecimiento saludable. Pero no engañaríamos pensando únicamente en la ciencia. Un papel preponderante, capital, lo juegan los sistemas sociales y políticos. Son estos sistemas los que deben velar por políticas sociales justas y por un reparto equitativo de los recursos de un país.

¿De qué sirven los conocimientos y las tecnologías si no son accesibles a la población? ¿De qué sirven los conocimientos y las tecnologías sin la erradicación de la pobreza en la que viven muchos ancianos en el mundo, que no tienen recursos para subsistir dignamente?

Las ideas muy brevemente expuestas en los párrafos anteriores deben constituir el fundamento del proceder profesional y político. En este contexto se expondrán los temas siguientes: los avances conceptuales sobre la función cerebral, el envejecimiento normal, el impacto de las enfermedades y el estilo de vida en el envejecimiento, el seguimiento evolutivo de las capacidades cognitivas en el envejecimiento, el concepto de retrogénesis, y los métodos tecnológicos de la evaluación online.

De hecho, el objetivo final es incidir en el envejecimiento para que tenga la mayor plenitud posible. Que los años estén “llenos de vida saludable”, o como decía un programa del departamento de Salud del Gobierno de Catalunya, dar “vida a los años”.

 

Jordi Peña-Casanova. Barcelona.