Experta y postulación a la Educación Superior: “La vida no se juega con una sola carta del mazo”

La magíster en psicología educacional y docente de la UST sede Antofagasta, Karina Tejada, aconsejó a los estudiantes y a sus padres a reflexionar sobre el desafío que implica elegir qué harán con su futuro.

“La vida no se juega con una sola carta del mazo”, así lo afirmó la magíster en psicología educacional y docente de la Universidad Santo Tomás sede Antofagasta, Karina Tejada, al aconsejar a los estudiantes frente al desafío de la PSU y al proceso de postulación que implica importantes decisiones.

“Las recomendaciones principales no es a los jóvenes que están finalizando su etapa escolar, es a los padres, profesores y a un sistema exitista y competitivo que los agobia, traspasando estas negativas sensaciones y sobrevaloradas expectativas, a adolescentes que están aún reflexionando sobre lo que son y quieren ser”, comentó.

La docente invitó a los jóvenes a reflexionar sobre lo que significa enfrentar ciertos desafíos con responsabilidad, donde el proceso de ingresar a la educación superior se instala como una de tantas oportunidades y experiencias que la vida ofrece. “Hay diferentes modalidades de estudios: universidades, institutos profesionales y centro de formación técnica, y hay que evaluarlas todas para decidir sabiendo más y comprendiendo cuál es la mejor decisión, lo que además ayuda a disminuir la ansiedad”.

“Lo fundamental es tener a la vista y en revisión las fortalezas y debilidades propias, resultado de un proceso de aprendizaje que no concluye necesariamente con el aprobar cuarto medio, y que muy probablemente siga tomándose unos años para consolidarse y traducirse en vocación clara, en un fortalecimiento de las habilidades y destrezas para el ‘saber’, el ‘hacer’ y el ‘ser’ una persona, un innovador, un autodidacta, un emprendedor, un profesional o un especialista”, agregó.

Allí -explicó Tejada- radica la importancia de acompañar al estudiante desde el inicio de su formación escolar, ya que desde ese momento comienza la construcción de su proyecto de vida.

No es justo abrumar los meses previos de la PSU a un/a adolecente al que nuestro sistema educacional a sometido a un excesivo ‘almacén de contenidos’, pero que ha sido precario en la formación de habilidades para ser, sentir y pensar. Un sistema y una cultura que tampoco ha fortalecido en el rol parental, el compromiso efectivo con los procesos de aprendizaje y desarrollo socioemocional de los niños y niñas, pero que a pesar de ello se atreve, con soberbia, a pedir a un/a joven que “decida lo que va a hacer el resto de su vida”, cuando tal vez lo mejor es preguntar ¿cuál es la manera que cree él/ella será más feliz en la vida?, ¿cuáles son los primeros pasos que creen que lo/la podrán ayudar a logarlo? y ¿cómo espera que yo (adulto) lo/a acompañe y apoye?”, recalcó.

También, recomendó  tener a la vista y en revisión, las oportunidades y dificultades que el contexto o situaciones estarían afectando positiva o negativamente, y realizar las evaluaciones a nivel práctico de aspectos económicos, sociales y familiares, ya que resultan importantes considerando que pueden ser factores relevantes para dar continuidad y sostenibilidad a este proyecto de vida.

“No hay recetas,  no hay instructivo, no hay códigos, lo que hay es la convicción de que las cosas se hacen bien por un compromiso y satisfacción con uno mismo y con los demás, lo que irá  acompañado de logros, respeto, reconocimiento y valoración, porque “competir” deshumaniza en la lucha de ganarle o ser mejor al otro, pero eso no asegura ser mejor uno mismo. Por tanto, las decisiones implican consideraciones asociadas a los talentos, a los intereses, a los valores y a los afectos”, finalizó.