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Con clínicas de mixología y coctelería moderna Santo Tomás Ovalle celebra día nacional del piscoAutora de libro «#YoTengoVIH. Mi verdad» habla sobre su testimonial stand up: «Mi mensaje es de prevención, pero también de resiliencia, de decidir no morir»
Carolina del Real presentó la charla #YoTengoVIH en Santo Tomás Viña del Mar. Un encuentro en el que se paseó desde las risas a las lágrimas frente a un público compuesto en su mayoría por docentes y alumnos de Técnico en Enfermería de Nivel Superior.
Podría ser un espectáculo más de stand up. Carolina del Real se ríe de su infancia, de su juventud acomodada, de su vida perfecta, recuerda sus cuestionamientos existenciales, sus ganas de buscar un destino distinto al “estudiar-casarse-criar hijos-ser feliz”. Hasta ahí, el formato más clásico de stand up. Un espectáculo más.
Pero a mitad del relato, Carolina sorprende y confiesa que tiene VIH. Y cuenta que estuvo interminables meses visitando médicos sin que ninguno acertara al diagnóstico. Cuenta también que la mirada de su padre cambió para siempre, cuenta que en la UCI la trataron pésimo (o al menos eso sintió ella), cuenta que sintió ganas de morir, de no pelear más, que tuvo que llamar a todos sus expololos para avisarles, que se replanteó todo y que luego decidió contar su historia, primero en un blog, luego en un libro, después en charlas.
“#YoTengoVIH. Mi verdad”. Así se llama el libro y así también se llama la charla que presentó en Santo Tomás Viña del Mar frente a una audiencia conformada en su mayoría por docentes y alumnos de la carrera de Técnico en Enfermería de Nivel Superior. Las risas iniciales, la angustia compartida e incluso el silencio nervioso configuran un vaivén de emociones que termina con un mensaje de esperanza, pero sobre todo, de resiliencia.
Yo Tengo VIH. Mi verdad
– Presentaron tu charla como un espectáculo de stand up. ¿Te acomoda esa definición o prefieres otro concepto?
“Es una charla testimonial, pero por el formato termina siendo stand up. Es un viaje de emociones desde cosas muy tristes a otras más livianas, o que uno decide tomárselas con un poco más de humor. Las primeras dos charlas que di fueron más serias, formales, sentada, pero en algún momento paré y cambié. Primero, generalmente el público no sabe que tengo VIH, entonces es la historia de una niña que va creciendo, que da su primer beso, que tiene una relación fantástica con su padre, en fin, de esa época tengo hartas anécdotas para contar. En la mitad de la charla les digo que tengo VIH, pero no les cuento nada de mi paso por la UCI porque no es necesario. Ese es el formato que me acomoda y es el formato con el que he venido trabajando los últimos tres años”.
– Hay muchos episodios de tu vida que cuentas con humor, pero hay otros que se nota que te siguen afectando.
“Claramente, por eso las charlas son difíciles, porque vuelvo a ver las imágenes de la UCI, vuelvo a ver las mangueras, el reloj en la pared que no avanzaba nunca. Y vuelve a doler recordar la cara que puso mi papá, su mirada, yo digo que le cambiaron los ojos para siempre y es así, me acuerdo perfecto de ese momento. Entonces claro que duele, termina y uno queda cansada, con ganas de estar en silencio un rato… pero después uno se recupera y al otro día va a otra charla, jajajá”.
– Hoy en el público había muchos alumnos y docentes de Técnico en Enfermería. Y se produjo un silencio cuando hablaste de la indiferencia de la enfermera que debía atenderte en la UCI. ¿Te diste cuenta de esa reacción?
“Sí, claramente me di cuenta. Como dice el relato, yo no culpo a la ‘Jose’ de haber sido negligente, simplemente así son las cosas. Ellas (las enfermeras) no podían hacer nada más por mí y entonces no me estaban dando la espalda por negligentes, aunque obviamente me hubiera gustado que en vez de seguir hablando de su cumpleaños al menos una me mirara porque habrían evitado que me hiciera pipí en la cama, por ejemplo. Pero el día a día en la UCI es así. Sentí la emoción del público, que es la misma que me provoca a mí recordarlo, la misma que sentí cuando escribí el relato. No siempre lo hago, pero quise compartirlo acá para que cada uno saque sus propias conclusiones. Yo saqué las mías, que el público saque las suyas”.
– Comenzaste con un blog, luego vino un libro, las apariciones en televisión, las charlas. ¿De dónde viene esa necesidad de reinventarse?
“Bueno, es necesario porque los tiempos son cambiantes, dinámicos y porque los jóvenes también van cambiando. Yo hago charlas para niños de los 13 años hacia arriba, entonces tengo que saber qué es tinder o cuál es el último meme que salió, tengo que estar súper al día para lograr empatía con ellos. Y también voy cambiando porque yo misma me aburro de escuchar la misma historia siempre, entonces la voy agarrando de distintos lugares, de distintas etapas de mi vida. Y también me voy reinventando para lograr entregar el mensaje final, que es prevención, pero también es resiliencia, decidir no morir, decidir seguir adelante, convertir una tragedia en una oportunidad y darle hasta donde se pueda”.
– ¿Y cuál es tu estado anímico actual? ¿Tienes totalmente asumido el VIH o sufres “bajones” de vez en cuando?
“La verdad es que yo soy un caso súper especial, no me pasa eso del ‘bajón’, del ‘por qué a mí’. De hecho, en la última campaña internacional que hicimos, que se llama #noeslomismo, la frase que yo escribí fue ‘#noeslomismo por qué a mí que por qué no a mí’. Porque al final, la pregunta es por qué no tendría que haberme pasado a mí”.
– Después de tantos años contando tu historia, ¿cómo es la reacción de la gente? He leído comentarios muy empáticos y otros en que te acusan de victimizarte por decir que tienes Sida cuando tienes VIH.
“Es que efectivamente yo no tengo Sida, tengo VIH, pero yo viví el Sida. Hay personas que tienen menos comprensión lectora que otras y también hay errores en los medios de comunicación, que hablan de ‘mi lucha contra el Sida’. Eran cosas que yo permitía porque hay gente que no sabe que el VIH es el virus relacionado con el Sida, entonces era más fácil explicarlo así. Pero comentarios odiosos he visto súper pocos, estoy agradecida de eso. En youtube debe haber miles de comentarios desagradables pero no tengo tiempo para dedicarme a ellos, no voy a perder tiempo respondiéndole a un pelotudo que se está sacando las pelusas del ombligo mientras me critica porque no le gustó una palabra o el tono de voz”.