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La Jornada denominada “Sistema de garantías de derechos y el acogimiento familiar”, organizada por la escuela de Derecho de la UST, contó con la participación de especialistas que entregaron una mirada multidisciplinaria sobre las alternativas de protección que ofrece el Servicio Nacional de Menores.
Servicio Nacional de Menores (Sename) ha sufrido muchos cuestionamientos desde que se conociera la cifra oficial de 1.313 muertes de personas que estaban bajo su protección. Las miradas se dirigieron especialmente a los centros residenciales administrados por la propia institución (CREAD) o por entes colaboradores, instalando en la opinión pública la sensación que estas son las únicas ofertas de protección existentes, olvidando otras como el Programa de Familias de Acogida. Precisamente, de esta poco conocida alternativa versó el Primer Conversatorio de Derecho de Infancia “Sistema de garantías de derechos y el acogimiento familiar”, organizado por la Escuela de Derecho de UST Viña del Mar.
La jornada contó con la participación de los abogados Alejandra Illanes e Isaac Ravetllat, y la psicóloga Manuela García, teniendo a Rommy Álvarez, docente de la Escuela de Derecho, como moderadora.
Precisamente, Rommy Álvarez destacó la importancia de abordar el tema desde una mirada multidisciplinaria, pues permite considerar aristas que podrían obviarse cuando el enfoque es más lineal. Muy ligado a eso, señaló que lo ideal sería crear “medidas de protección adecuadas, flexibles y coherentes”, pero que debido a una excesiva institucionalización la tramitación del proyecto de ley está cayendo nuevamente en un sistema judicializado.
Junto con presentar estadísticas que ubican a Chile como el segundo país de Latinoamérica y El caribe con más hogares de protección y como el primero con mayor cantidad de huidas o desapariciones de esos mismos hogares, señaló que esos índices son síntoma de que “algo está pasando. La pregunta es cómo conjugar en un sistema todas estas observaciones para generar espacios que garanticen la protección de los niños”.
Familias de acogida
Respecto a las familias de acogida, la abogada Alejandra Illanes dijo que siempre se debe tomar en cuenta el impacto emocional que significa separar a un niño de su familia biológica, aunque sea en forma transitoria. Aun así, indicó que las opciones de familias de acogida deben ser anteriores al sistema residencial, que debe quedar siempre como última alternativa.
“Todo esto no es nuevo, pero en Chile se comenzó a asumir recién después que se conocieron las violaciones a los derechos de los niños en Sename. Surgió entonces una tendencia a la desinternación y ahora se piensa que la familia de acogida es la panacea. La pregunta es si esto favorece a la protección de los derechos de los niños”, cuestionó.
En ese punto, plantea sus dudas debido a que “el marco normativo es precario. Hay que recordar que este programa es asumido por organismos privados y que el sistema chileno sigue prefiriendo la opción residencial, aunque el Estado declara que el Programa de Familias de Acogida es mejor opción”.
Otras opciones de acogida
Por su parte, Isaac Ravetllar –quien participó del conversatorio a través de una charla grabada en video- recordó que debido a que existe el estigma de “los niños del Sename”, no hay muchas familias que quieran acogerlos, ante lo cual es necesario realizar trabajos de sensibilización en la sociedad.
Además, instó a explorar fórmulas no utilizadas en Chile, pero que sí se han probado en otros países, como el acogimiento permanente, que aparece como opción cuando se piensa que la familia biológica del menor es “recuperable”, aunque no en un corto plazo. Otra alternativa sería el acogimiento ecológico, en el cual una familia acoge a la familia completa y no solo al niño, lo que evitaría romper el vínculo emocional.
Calidad versus modalidad de cuidado
Precisamente, la psicóloga Manuela García apuntó a la necesidad de relevar el apego (entendido como el vínculo afectivo) del niño a su cuidador, ya sea su familia biológica, familia de acogida o un centro residencial.
“Más que la modalidad del cuidado, ya sean familias u hogares, el factor fundamental es la calidad del cuidado”, señaló, agregando que una comparación entre niños que viven en residencias, familias de acogida o con sus padres biológicos, estableció que no se puede encontrar una diferencia significativa en la clasificación de los apegos entre los diferentes tipos de colocación.
“La modalidad de cuidado no explica qué es mejor para el niño en cuanto a apego”, insistió, recomendando que el foco siempre debe estar en la calidad del cuidado ya que el traslado a una familia de acogida, por sí solo, no asegura bienestar, Además, dijo que se debe trabajar en la prevención, apoyando a las familias en riesgo para que no sea necesario provocar una separación, pero que si ésta ocurre, el enfoque debe estar en el vínculo afectivo con figuras reparadoras del daño que haya sufrido el menor.
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