Alumnas de Servicio Social inician Proyecto Mentoring para apoyar a compañeros del Área Ciencias Sociales en sede Viña del Mar

Melany Rojas, Patricia Fonseca y María Esther Moraga encabezan esta iniciativa que busca brindar una guía y acompañamiento a los estudiantes de primer año de Técnico en Trabajo Social y Técnico Jurídico.

Melany Rojas, Patricia Fonseca y María Esther Moraga son tres alumnas de último año de Servicio Social en Santo Tomás Viña del Mar. Y, además, son las responsables del Proyecto Mentoring que por primera vez se lleva a cabo en la sede de la Ciudad Jardín. Su objetivo es brindar acompañamiento y guía a los estudiantes de primer año de las carreras que conforman el Área Ciencias Sociales del IP-CFT: Técnico en Trabajo Social y Técnico Jurídico.

“Nuestro rol es el de mentoras, que es una especie de guía que brinda apoyo y acompañamiento para los alumnos nuevos con el fin de que puedan integrarse a esta primera etapa que es tan difícil”, explica Melany, agregando que “el objetivo es que logren consolidarse en la Educación Superior y salgan fortalecidos para seguir su proceso académico hasta el final”.

Sobre la importancia de brindar este servicio, comenta que “en primer año hay alumnos muy diversos, gente de 18 años y otros que tienen 60, pero para la mayoría es su primera experiencia en la Educación Superior. Les ha costado integrarse porque no tienen técnicas de estudio o porque las que usaban en la enseñanza media ya no les sirven, entonces la idea es que con este proyecto se sientan acompañados y apoyados en lo académico y en lo afectivo para que sepan que sí se puede”.

 Mejorar la calidad de vida de los estudiantes

Maribel Pérez, directora del Área Ciencias Sociales, explica que el Proyecto Mentoring se inició el año pasado en las sedes de Santiago, Concepción y Chillán y que este 2019 Viña del Mar postuló y fue seleccionada. “Para las chicas este proyecto equivale a su práctica de intervención, entonces para nosotros es muy valorable que se haya podido instaurar en la sede. Es un proyecto estandarizado, ellas deben ejecutarlo y cumplir un plan de intervención para favorecer la permanencia en la institución de los alumnos”.

La académica aclara que, como el proyecto se realiza en Santo Tomás, ella cumple el rol de supervisora del centro de práctica, pero no es la profesora-guía. “Sí, está la particularidad de que la práctica se desarrolla dentro de la misma carrera, porque recordemos que Servicio Social es la continuidad de Técnico en Trabajo Social. Pero para mí lo más importante es que este proyecto nos da la oportunidad de cubrir necesidades que no estaban siendo atendidas por diferentes motivos para mejorar la calidad de vida de los estudiantes. Es un gran aporte y de hecho si resulta bien está la opción de continuar el segundo semestre. Esto perfectamente podría ser su proyecto de título”, dice.

 Apelando a la experiencia personal

Para iniciar este proyecto, las tres alumnas fueron capacitadas por la dirección nacional del área, luego comenzaron las entrevistas individuales para definir a los participantes y hace pocos días realizaron las primeras reuniones grupales para socializar la iniciativa que se realizará tanto para alumnos de la jornada diurna como para los de la jornada vespertina. “Muchos venían un poco reacios, pero finalmente fue una jornada muy gratificante, les preguntamos qué les parecía la idea y estaban muy contentos porque se sintieron apoyados. Nos dijeron que jamás habían visto que otra institución apoyara así a sus alumnos y eso los incentiva a seguir acá”, dice Melany.

Patricia Fonseca, en tanto, recalca que el hecho de ser alumnas de Santo Tomás le otorga un grado de cercanía mayor a la relación con los estudiantes de primer año. “Nuestro rol es de mentoras, pero en las reuniones también contamos nuestras experiencias, las frustraciones que hemos vivido, por ejemplo. Y eso ellos lo valoran y nosotras también nos vemos reflejadas en ellos porque te hacen recordar tus inicios en la carrera y ves que has avanzado harto. No es que seas un modelo a seguir, sino que les muestras que si tú pudiste, ellos también pueden”, asegura.

“Yo usé mi propia experiencia para romper el hielo con ellos. A mí siempre me costó hablar en público y estoy acostumbrada a sentarme en un rincón. Todos saben que de ahí no me muevo, pero a pesar de eso, he descubierto muchas capacidades en mí que no pensé que tenía. En el colegio fui presidenta del centro de alumnas, algo que nunca pensé lograr y entonces ahora tener la oportunidad de compartir todo eso, escuchar a los chicos y ayudarlos a romper algunos mitos, es súper positivo. Siento que estamos aprendiendo de ellos y ellos aprenden de nosotras”, cierra.