Académica de Santo Tomás Viña del Mar advierte sobre los errores que cometen los padres de niños que ingresan a la Educación Parvularia

Expectativas muy altas y la comparación con familiares o amigos son parte de los problemas que pueden aumentar la presión y el estrés en esa etapa de la vida, asegura Ana Abigail Salinas, jefa de carrera Técnico en Educación Parvularia 1° y 2° Básico.

El ingreso de los niños y niñas a la Educación Parvularia es todo un acontecimiento para cualquier familia. Para muchos, esta etapa marca un gran quiebre en la rutina diaria pues por primera vez los menores se alejan de su núcleo más cercano y se enfrentan a lo desconocido. Una etapa que para los padres, familias o tutores significa también una carga importante de emociones que van desde el temor al exceso de confianza. ¿Cómo enfrentar esos primeros días? Ana Abigail Salinas, jefa de carrera de Técnico en Educación Parvularia 1° y 2° Básico del Centro de Formación Técnica Santo Tomás Viña del Mar, entrega algunos consejos.

“Respetar los ritmos de aprendizaje de los niños y niñas”, es la recomendación básica para esta etapa. “No hay que dejarse influenciar por lo que digan los parientes o amigos. Es usual escuchar frases como ‘a esa edad mi hijo ya sabía todas las vocales’ o ‘tu hijo ya debería reconocer los colores’ y eso solo genera presión y estrés. No hay que comparar porque cada uno tiene sus propios ritmos”, dice la académica.

Ingresar al mundo de la educación inicial es una enorme experiencia para los párvulos y, por lo mismo, su comportamiento puede ser muy distinto al que muestran en el hogar: “hay algunos que son muy activos en sus casas y se vuelven tímidos. Y otros que son muy tranquilos en el hogar parecen ‘despertar’ al interactuar con otros niños. Lo importante es respetar los tiempos de cada uno y entender que poco a poco tomarán confianza. Comenzar a socializar no es fácil y cada uno tiene su propio ritmo, no hay que exigirles más”.

 Altas expectativas de los padres

Un factor a considerar en esta etapa son las expectativas de los padres. “Algunos creen que sus hijos tienen que ser los mejores de la clase o aprender muy rápido. O sienten que en el jardín infantil o colegio les enseñan cosas que ya saben y que se están estancando. Esas expectativas pueden generar mucho estrés en un momento donde los niños están en pleno proceso de adaptación. Hay que asumir y reconocer que ese exceso de entusiasmo puede ser perjudicial”, señala Ana Abigail Salinas.

“Otro error es pensar que su hijo ‘aprende más lento’ que sus compañeros, pero lo que ocurre es que pueden estar viviendo distintas etapas de desarrollo y lo que para uno es muy significativo, para otro no lo es. Quizás para un niño sea más significativo aprender los colores, para otros será socializar, para otros usar juguetes nuevos, etcétera. No se debe olvidar que los intereses de los niños cumplen un rol muy importante en esta etapa”, continúa.

Un punto importante es que, al ingresar por primera vez a clases, se puede detectar si los niños presentan Necesidades Educativas Especiales. “Acá pasa a veces que los papás se niegan a esa posibilidad, pero lo cierto es que deberían confiar en las indicaciones de la educadora que puede identificar estas necesidades y derivar al niño, por ejemplo, a una educadora diferencial para que haga un diagnóstico. Lo ideal también es que los establecimientos consideren la diversidad que puede existir en el aula para que así no exijan a todos los niños de la misma manera y establezcan experiencias de aprendizaje de acuerdo a las necesidades e intereses de cada niño o niña”, finaliza la jefa de carrera.