Marcelo Zepeda, docente de Ingeniería Comercial

“Puedo confirmar con mucho orgullo que en Antofagasta somos líderes en la problemática social a través de la búsqueda de soluciones innovadoras”

Hace algunas semanas se realizó la Cumbre Minka Chile 2016, encuentro que busca generar espacios de colaboración que fortalezcan la formación de agentes de cambio en materias de innovación social.

Esta temática es abordada de cerca por el docente de Ingeniería Comercial de la Sede Antofagasta, Marcelo Zepeda, quien es miembro de la Mesa de Innovación Social que se conformó durante 2015 en la región y además, es uno de los Impulsores de la Escuela Interuniversitaria de Innovación Social, iniciativa que  fue presentada en la última versión del Minka, generando gran interés entre los asistentes.

¿Cuénteme sobre su participación en Minka?

Fuimos invitados al Minka porque la iniciativa de la Escuela Interuniversitaria de Innovación Social es una realidad que solo existe en Antofagasta y esta realidad de que tres universidades hayan desarrollado un programa en conjunto que sea válido para las mallas curriculares de estas tres universidades es un hito académico muy importante y único. Entonces, nos invitaron a exponer sobre cómo lo habíamos hecho, exponiendo el día a día de las sesiones de la Escuela Interuniversitaria de Innovación Social.

¿Cómo nace la Escuela Interuniversitaria?

Esto nace como consecuencia de una inspiración del CoLab de la Universidad Católica de Santiago, de capacitar a profesores en regiones en distintas metodologías y técnicas que tenían que ver con asignaturas relacionadas con el emprendimiento y la innovación social. Entonces, el año 2013 vino la gente del Colab y se relacionó con la Universidad Católica del Norte y con la Universidad de Antofagasta, se capacitaron algunos profesores e hicieron una primera convocatoria con alumnos de ambas instituciones, sin formar un programa en conjunto todavía, nada de eso.

Pero la verdad es que dejaron instalada las capacidades y algunas metodologías y se desarmó un poco el tema, entonces, internamente se nos invitó  a participar como Santo Tomás a través de Formación General, y ellos recurrieron a la Escuela de Ingeniería Comercial y así fue como personalmente me vinculé yo con el proyecto.  Pero lo importante es que ya éramos tres instituciones: UCN, UA Y UST.

Trabajamos así durante 2014 con la colaboración del Colab pero luego decidimos las tres universidades darle un giro al programa y hacer un programa propio, así fue como nace esta escuela propiamente tal, a través de la iniciativa de los que ahí participábamos por hacer un programa absolutamente propio, arraigado y atendiendo las necesidades locales.

¿Cuál es el objetivo que tiene la Escuela?

El objetivo es despertar en los alumnos universitarios una suerte de inspiración o preocupación por los problemas sociales y la resolución de aquellos a través de un modelo que sea sustentable económicamente, es decir, no sólo preocuparte por las realidades que están latentes en tu entorno sino también, generar soluciones a ellas de una forma viable permanentemente y allí es donde entra la dinámica del emprendimiento. Eso es lo que nos inspira, que los alumnos una vez que egresen además de las alternativas que tienen como trabajar para un tercero, además de la alternativa de poder hacer un negocio personal, también tengan una tercera alternativa: un proyecto que tenga que ver con satisfacer necesidades sociales.

¿Cómo ha sido la recepción de los alumnos?

Ha sido extraordinaria, es decir, hemos llenado los cupos con mucha facilidad en estas dos últimas versiones. El nivel de entusiasmo es cada vez es más alto, la mayoría de los  alumnos terminan el curso, que es un curso de formación general. Hay muy poca deserción y el término es muy emotivo, ellos terminan muy contentos al igual que nosotros, los profesores.

¿Se rescatan las ideas que nacen en esta Escuela?

Las ideas en general son muy buenas, pero haría hincapié más que en el resultado final, en el proceso. La magia está en el proceso de vinculación de los estudiantes con otros alumnos de otras universidades, de otras carreras, de otras realidades: que vean que piensan muy parecido entre ellos, aprenden a escuchar, aprenden a crear sobre la base de ideas, desarrollan un sentido de tolerancia y de comprensión de la problemática ajena que nunca habían experimentado.

Si se empapan y se inspiran, volcando todas sus potencialidades en poner solución a un problema social, ese es el gran logro más que la idea final.

Pasando a otro tema ligado a la innovación Social, ¿Cómo vamos como región en estas materias?

En las problemáticas sociales llevadas al punto de vista de la búsqueda de soluciones innovadoras tengo que confirmar que Antofagasta es líder a nivel país, absolutamente.

Esto lo han logrado los jóvenes, nosotros les hemos dado uno de los espacios que ellos necesitan. En Antofagasta se creó en diciembre de 2015 la Mesa de Innovación Social y esa mesa reúne a organizaciones públicas como la Corfo, Sercotec, Seremi de Economía, reúne a la Asociación de Industriales del sector privado, reúne a la academia a través de las universidades locales, reúne a otros gremios.

Son 27 instituciones que firmaron un pacto por la Mesa de Innovación Social para preocuparse de esta problemática, coordinar acciones, hoy día son más de 34, en pocos meses logro ampliarse.

Lo que busca esta mesa como objetivo es no solamente fortalecer el ecosistema que significa trabajar en innovación social, sino que, además cambiar un poco la principal actividad económica de la región, que no sea única y meramente extractiva de recursos naturales básicos, así que es una mesa con bastantes desafíos.

Nosotros venimos llegando del MINKA, que es una instancia académica nacional e internacional y puedo confirmar con mucho orgullo que en Antofagasta somos líderes en la problemática social a través  de la búsqueda de soluciones innovadoras.