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“La inclusión tiene que ver con la problemática de la diversidad y no con la de la discapacidad”
Víctor Molina, Ph.D. University of Birmingham y docente del Magíster en Educación mención Gestión Inclusiva, cree que la interpretación que se haga de la nueva ley marcará la diferencia.
Con la entrada en vigencia de la nueva Ley de Inclusión se han abierto una serie de interrogantes desde el sistema escolar que no tiene claro cómo implementarla, hasta los beneficiarios que tampoco tienen mucha claridad sobre cuáles son los derechos que pueden exigir a los establecimientos.
Sobre esto hablamos con el Doctor de la Universidad de Birmingham y docente del Magíster en Educación Mención Gestión Inclusiva que se dicta en la Sede Talca, Víctor Molina.
¿Cuáles son los desafíos de nuestro país en relación al ideario de inclusión que se propone actualmente?
“Si uno piensa en la ley yo diría que un gran desafío antiparadigmático y bien difícil es cumplir con la ley en el sentido de que el sistema educativo debiera funcionar como sistema cuyo objetivo es el logro de aprendizajes, pero de aprendizajes (como dice la ley) cuya finalidad es el desarrollo integral. Entonces uno de los grandes desafíos es ir más allá del actual objetivo de centrarse en el aprendizaje y buscar el desarrollo integral. Por lo tanto el aprendizaje debiera ser un medio para el desarrollo”.
En este sentido, ¿Con qué tendría que ver la inclusión?
“Yo creo precisamente que la inclusión tiene que ver con lo que señalaba, el derecho a la educación tiene que ver más que con un derecho al aprendizaje con un derecho a que la educación asista al desarrollo de cada individuo, por lo tanto la única forma de cumplir con esto es que el sistema educativo se oriente a funcionar sobre la base de la diversidad. Y eso implica que toda la estrategia educativa se diversifique en función a la multiplicidad de alumnos y de ritmos en el desarrollo cognitivo, de velocidad en el aprendizaje, etc. Esto es muy difícil ya que el sistema educativo funciona todavía con un sentido de homogenización sobre todo en términos de estrategia educativa entonces es un desafío muy difícil de cumplir pasar a la heterogeneidad”.
Barreras a la Inclusión
¿Cuáles son las barreras con las que se encuentra este tipo de propuestas cuando se quieren materializar?
“Las barreras van desde lo arquitectónico por ejemplo para incluir a personas con discapacidad, barreras culturales en el mundo de prejuicios y estereotipos que atentan contra la igualdad de oportunidades que supone justamente considerar la diversidad, barreras pedagógicas que es algo súper importante respecto a los actores educativos y la escuela como tal que en gran parte no está preparada para funcionar en temas de inclusión y sobretodo la formación y el desarrollo profesional de los docentes que no están preparados para los desafíos que implica la inclusión. Poner esto en marcha implica un cambio tremendo en la formación que entregan las universidades a los profesores, implica un cambio en la Escuela para que sufra una reorganización fuerte”.
¿Cree que como país estamos preparados para aplicar una Ley de Inclusión como la que está vigente?
“Yo diría que en pocos aspectos de la vida se está preparado y nunca estamos bien preparados para ninguna cosa porque todo es perfectible. Lo más importante acá es ver claro el grado de preparación que se necesita mejorar y que permita cada vez más llegar a un sistema de educación inclusivo sobre la base de una cultura inclusiva. Los cambios culturales son de largo plazo, por lo que nunca va a ser suficiente la preparación para esto pero hay que empezar. Incluso la definición de educación de la LEGE es bastante inclusiva con esta relación entre aprendizaje y desarrollo. El aprendizaje no es el logro o el objetivo final del acto educativo ni del sistema educativo sino que es el desarrollo”.
¿Esto último no se contradice un poco con instrumentos como el SIMCE y otros que lo que buscan es medir sólo conocimientos?
“Claro que se contradice y por eso es que hay varias propuestas respecto de cambiar sistemas de medición nacional como el SIMCE y eso resulta directamente de tomar en serio la inclusión y ser consecuente con ella. Lo que se necesita hoy es ser consecuente con la ley, es decir, interpretarla bien”.
¿Existe una propuesta ideal de un plan efectivo de inclusión?
“En estos momentos no hay, de hecho hay una tendencia fuerte en el sistema a pensar simplemente en la inclusión como la obtención de una no discriminación lo cual no cubre todo. La inclusión no es no discriminar, eso es parte de. Es un problema mucho mayor que implica un problema cultural que es que la inclusión no está ligada exclusivamente con la educación diferencial. Uno de los problemas a vencer es dejar de relacionar la inclusión con la educación diferencial, incluye obviamente la problemática de la discapacidad pero la inclusión tiene que ver con la problemática de la diversidad y no con la de la discapacidad”.
Si bien ya tenemos una Ley de Inclusión vigente, sin duda en el mediano y largo plazo el gran desafío será generar una formación docente y escolar que apunte al respeto por la diversidad en todas sus formas, sólo entonces podremos hablar de un sistema escolar inclusivo.