Investigador de Santo Tomás Concepción aboga por mejorar la gestión del agua frente a la escasez hídrica

Tras algunos estudios, el académico indicó que es necesario cambiar la normativa para establecer nuevas estrategias en el cuidado del recurso y mitigación de la escasez hídrica, sobre todo frente a cambios morfológicos en la cuenca del río Biobío, así también en las temperaturas producto del cambio climático.

Desde sus días de pregrado y magister, el docente Ignacio Salazar, de la carrera de Ingeniería en Geomensura del Instituto Profesional Santo Tomás Concepción, se ha interesado por la gestión del recurso agua.

Es por eso que hoy está en medio de las conversaciones para la publicación de uno de sus artículos, donde aborda nuevas opciones para cuidar este elemento, hoy de gran preocupación sobre todo a nivel regional debido a la escasez hídrica. Se suman cambios que él mismo ha estudiado en la morfología del Río Biobío, que va perdiendo su curvatura y con ello su caudal. Asimismo, diferencias estacionales y de precipitaciones, y también de temperatura producto del cambio climático. Esto sin contar la desertificación, que tiene registros desde 2015 en la zona.

En su visión, sólo se pueden cuidar el agua en la medida que se comprende cómo estos aspectos afectan al recurso.

“Se puede hacer este tipo de cambios de gestión si se da cuenta que se precipita la misma cantidad, pero con un cambio de estaciones. Otra de las variables es la temperatura, producida por el cambio climático. Y esto tiene directas consecuencias en el agua. Debemos potenciar un cambio, para observar qué estamos haciendo para prevenir o mitigar los efectos de estos fenómenos sobre el agua y cómo esto afecta al consumo humano o diversas producciones”, sostuvo el académico.

Gestión del recurso

En esta línea, cuidar el recurso por parte del mundo público y privado resulta fundamental. Según indicó, las normativas de la Dirección General de Aguas, DGA, tienen por lo menos 30 años de existencia, con reformas que recién se realizaron en septiembre de 2019. Y por otro lado, a pesar de los efectos que puede generar en la cuenca del río, siguen instalándose centrales hidroeléctricas y embalses sin normas que determinen los parámetros de impacto, y por lo tanto, sin posibilidades de instalar mecanismos de mitigación.

“Mi interés y objetivo es que la gestión que se está realizando de agua ya no se guíe por indicadores o titulares, sino que se comprenda que se debe cuidar el almacenamiento del agua. Y eso repercute en las instalaciones hídricas que estás funcionando en la cuenca del Río Biobío. Por ejemplo, si bien las centrales eléctricas son una importante fuente de energía, debemos hacer un balance más armónico al respecto”, mencionó.

“Hoy hay una preocupación respecto al agua. Y para aliviar ese estrés, se deben hacer nuevas gestiones”, cerró Salazar respecto a la situación de escasez hídrica.