Janett Bustos, Directora de Carreras Área de Deportes del IP-CFT Sede Santiago Centro, se refirió a la importancia que reviste el poder buscar alternativas acordes los rangos etarios para tornarlas entretenidas y constantes en el tiempo.

Si bien se instauró hace algunos años, el hecho de escuchar o leer que existe un Día Internacional de la Actividad Física, inmediatamente se nos viene a la mente la siguiente interrogante ¿por qué se celebra el 6 de abril este día?

Esta celebración nace de una iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Todo esto, en 2002 mediante una resolución que solicitó a sus estados miembros, conmemorar un “día mundial de la actividad física, también conocido como ‘Move for Health’, con el objetivo de promover el movimiento físico para conseguir buena salud y bienestar”.

En ese contexto, y con el objetivo de abordar dicha efeméride, Janett Bustos Martínez, Directora de Carreras Área de Deportes del IP-CFT Sede Santiago Centro, expresó que la actividad física hace referencia a cualquier movimiento corporal que realicemos. Por ejemplo, desde que nos levantamos ya comenzamos a realizar movimientos musculares. No obstante, se le denomina ejercicio físico cuando éstos tienen una duración de 60 minutos o más y logran un gasto calórico importante”.

“Para nadie es novedad que realizar ejercicios físicos contribuye y beneficia a mantener un mejor estado de salud, ya que además disminuye enfermedades de base y aporta en la mejora de estados de ánimos”, precisó.

No obstante lo anterior, Chile mantiene un 86,7% de sedentarismo, según la Encuesta Nacional de Salud de Chile (2016-2017).

Por su parte, la OMS, distingue tres grupos etarios y el tipo de ejercicios que debiesen realizar según su edad:

Jóvenes (5 a 17 años)

Para los niños y jóvenes, la actividad física debería consistir en juegos, deportes, desplazamientos, actividades recreativas, educación física o ejercicios programados en el contexto de la familia, la escuela o las actividades comunitarias.

En cuanto al tiempo, recomienda un mínimo de 60 minutos diarios de actividades físicas de intensidad moderada a vigorosa, aunque por un tiempo superior reportará un beneficio aún mayor para la salud.

La actividad física diaria debería ser -en su mayor parte- aeróbica. Convendría incorporar como mínimo tres veces por semana, actividades vigorosas que refuercen, en particular los músculos y huesos.

Adultos (18 a 64 años)

En este grupo de edad, se aconseja actividades recreativas o de ocio, paseos a pie o en bicicleta, actividades ocupacionales -es decir, trabajo-, tareas domésticas, juegos, deportes o ejercicios programados en el contexto de las actividades diarias, familiares y comunitarias.

Deben realizar como mínimo 150 minutos semanales de actividad física aeróbica, de intensidad moderada, o bien 75 minutos de actividad física aeróbica vigorosa cada semana, o una combinación equivalente de ambas.

Adultos mayores (de 65 años en adelante)

Su actividad física debe consistir en acciones recreativas o de ocio, paseos caminando o en bicicleta, ocupacionales -cuando la persona todavía desempeña actividad laboral-, tareas domésticas, juegos, deportes o ejercicios programados en el contexto de las actividades diarias, familiares y comunitarias.

En este caso, deberían invertirse unos 150 minutos semanales a realizar actividades físicas moderadas aeróbicas, o bien algún tipo de actividad física vigorosa aeróbica durante 75 minutos, o una combinación equivalente. Del mismo, en sesiones de 10 minutos, como mínimo.

“Independiente de la edad, lo importante es ser responsables con nuestro cuerpo y mente. Y, la mejor manera de hacerlo es mediante la realización de actividad física y una alimentación saludable que sin duda, se traducirá en una mejor calidad de vida”, concluyó.