Resiliencia, fortaleza y fragilidad
Septiembre en Chile es el mes de fiestas patrias, celebraciones familiares, inicio de la primavera. Pero más allá de nuestras fronteras hemos visto terremotos (sin granadina), huracanes, lanzamiento de misiles… La vida y la muerte, Eros y Tánatos, fortaleza y fragilidad. El ser humano puede sobrevivir a las más duras pruebas o romperse como un cristal tras un solo toque. Es el misterio y paradoja de la vida.
En física la resiliencia es la capacidad de un material de recobrar su forma original después de someterse a altas presiones. En los seres vivos no es sólo sobrevivir y sobreponerse a la adversidad, se trata además de salir fortalecidos de la traumática experiencia. Todos conocemos personas excepcionales, cuya fortaleza y esperanza nos remueve profundamente y nos provoca gran admiración.
Hay personas que sufren una enfermedad llamada depresión y que empeoran sus síntomas en septiembre. Cuando los demás celebran, los días son más cálidos y las parejas caminan de la mano por las plazas, el abismo entre esa felicidad y su tristeza se acrecienta. Me ha tocado escuchar a algunos que no creen en la depresión y piensan que son personas que se esfuerzan poco. El mayor peligro estriba en que es una enfermedad que puede ser mortal y requiere de apoyo.
No sabemos lo que nos depara el mañana, no estamos preparados para un huracán… Algunos se preparan para todo lo que pudiera venir y entonces, dejan de disfrutar el presente. Pero lo que siempre nos reconforta y ayuda es el amor y la solidaridad. Hagamos un diario de buenas noticias, una cadena de favores, un grupo de whatsapp de apoyo mutuo. Un mundo mejor de personas bien intencionadas que quieren transmitir energía positiva, acoger en vez de juzgar, prodigar en vez de acaparar y ser fecundas en vez de individualistas.
No sabemos lo que viene, y no podemos cambiar lo que pasó… pero sí podemos resignificar, concepto fantástico que nos devuelve la fe en que el cambio es posible y su dirección puede ser la humanización.