Acuerdo de París con EE.UU., pero sin Trump
El presidente de EE.UU. ha confirmado el retiro de su país, el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero (GEI), del Acuerdo Climático de París (ratificado por 147 países, incluido Chile).
En su mensaje indicó que el acuerdo era un mal negocio para los ciudadanos estadounidenses y optó por privilegiar una economía -basada en combustible fósil- por sobre la salud del medioambiente.
Sin embargo, esta decisión desconecta la administración central de la visión de ciudades como California, Washington, New York, Pittsburgh, donde casi 70 millones de personas portan con el 1/5 del GDP de EE.UU., ya que el paradigma de reducción de emisiones y uso de energía renovable está instalado y, a pesar del mensaje del presidente, manifestaron su intención de continuar hacia esa visión.
Así, EE.UU. se quedará atrás respecto a países que continuarán desarrollando políticas climáticas y programas de energías limpias. Por ejemplo, el primer emisor de GEI, China, ya es líder en producción de tecnologías basadas en energía solar y ha disminuido su demanda de carbón, fuente de energía en la cual Trump hoy ha vuelvo a poner énfasis.
En esta decisión, Trump está dejando pasar la oportunidad de ser el líder del desarrollo tecnológico que demanda la sociedad contemporánea y, aferrado a su lógica de “hombre de negocios”, ha decidido re-vender la revolución industrial a los estadounidenses. En pleno siglo 21, nada podría ser más retrogrado que volver al 1800.
Pero, como decía Víctor Hugo, “no existe en el mundo nada más poderoso que una idea a la cual le ha llegado su tiempo”. A las iniciativas globales de reducción de emisiones y economías basadas en energías limpias le ha llegado su hora. Con o sin la asistencia de la administración central de los EE.UU.