Reducción de la jornada laboral
La reducción de la jornada laboral a 40 horas es una idea completamente alejada a la realidad nacional y descontextualizada al escenario de magro crecimiento que vivimos. Disminuir las horas de trabajo, implicará en muchos casos la contratación de más trabajadores, generándose una presión al alza sobre los salarios. Más personas y a mayores niveles de renta, implicará un ahogo en costos para las empresas, lo que produciría un aumento en los precios de algunos bienes y servicios – perjudicando a los sectores con mayores restricciones presupuestarias – o bien implicaría la cancelación de muchos proyectos de inversión, reduciendo la generación de puestos de trabajo.
Además, las pequeñas y medianas empresas tenderían a cerrar, toda vez que no podrían subsistir bajo los nuevos costos. Por otra parte, dado los efectos en el mercado laboral, las empresas tenderían a sustituir personas por equipamiento o tecnología, como maquinaria más automatizada. Si esta situación se da en el actual momento de la economía, más se perjudicaría el crecimiento económico.
Estoy convencido que debemos mejorar en la productividad de los trabajadores, camino que se traducirá en una mejora en las rentas, variable relevante para la calidad de vida de los chilenos.
Por último, focalizar la discusión de la duración de la jornada en el tiempo que al trabajador le queda para compartir en familia, que por cierto es mínimo en las grandes ciudades, es no enfrentar el problema de fondo referido a las grandes falencias que existen en el transporte público, situación en la cual estamos en deuda. Es de esperar que las autoridades consideren la realidad del país para tomar las decisiones, toda vez que somos una economía en vías del desarrollo, que no se puede dar el lujo que sí se dan algunos de los países más desarrollados, donde la productividad del trabajador es inmensamente mayor.