Tensiones en el Sistema Universitario Chileno: Continuidad y Cambio
A comienzos de la década de los 80’ se generó la última gran reforma que vivió el sistema de educación superior chileno, proceso de cambio estructural significativo que llevó a configurar en términos globales lo que es nuestro actual sistema universitario, pasando de 8 a las 59 instituciones vigentes en la actualidad, 16 universidades estales y 9 privadas tradicionales, agrupadas en el Consejo de Rectores de Universidades Chilenas (CRUCH), y 33 universidades privadas.
Los procesos señalados al sistema de educación superior chileno, se enmarcan en un proceso de continuidad de las políticas, constituyendo por más de tres décadas el marco regulatorio y las reglas institucionales sobre las cuáles ha operado el sistema, las cuáles se orientaron a mejorar sus condiciones de funcionamiento, pero que no alteraron las bases del mismo, es decir, contar con un sistema de provisión mixta, con actores públicos y privados, que ha permitido el acceso de miles de jóvenes a la educación superior (ES).
Actualmente, la matrícula universitaria es cercana a los 650.000 estudiantes, con un 52% de alumnos matriculados en universidades privadas, si a los cuáles se agregan las universidades privadas tradicionales, se llega a 3/4 de la matrícula total. En resumen, un sistema que por sus condiciones de operación se ha transformado en uno mayoritariamente de provisión privada.
En las últimas dos décadas, las políticas públicas orientadas al sector pusieron su énfasis en entregar más recursos para recuperar un sistema que estaba en crisis y que necesitaba superar el deterioro sufrido en la dictadura militar, iniciando luego programas de mejoramiento, normalización de las líneas de financiamiento de la investigación (equipamiento y proyectos), la instalación de un sistema de acreditación de la educación superior, las que junto con otras políticas sectoriales han dado forma a las condiciones de funcionamiento del actual sistema universitario.
Tanto las universidades públicas como privadas han realizado un aporte sustantivo al desarrollo del país, siendo necesario hoy más que nunca el desarrollo de una agenda de trabajo conjunto, no una agenda segmentada influenciada por algunos grupos de interés, donde las autoridades universitarias, gobierno, parlamento, sector productivo, actores sociales y estudiantiles, discutan con una mirada de largo plazo las propuestas para el desarrollo del sector.
Las grandes transformaciones, de la magnitud que se han esbozado, no pueden ser pensadas entre cuatro paredes solo por grupos de expertos, intelectuales o políticos de turno, debemos propiciar un diálogo real y constructivo, donde todos los actores que han operado sobre las normas de un Estado de Derecho, cuenten con un trato equitativo para avanzar en su desarrollo institucional, pero que al mismo tiempo permita superar los nudos críticos en los ámbitos de institucionalidad, financiamiento, productividad académica y estándares de calidad, para lograr avanzar en la consolidación de sistema universitario competitivo a nivel internacional.