LLEGÓ LA HORA DE PENSAR Y TRABAJAR DE VERDAD POR CHILE
Este nuevo plebiscito muestra la madurez cívica de nuestro país. La ciudadanía nuevamente habló fuerte y claro, los chilenos no estamos disponibles para experimentos políticos. Mientras tanto, la clase política sigue en deuda, ya que parece ser la única que no comprende el mensaje ciudadano. El fracaso de ambos procesos constitucionales deja en evidencia que la ciudadanía no va a optar por propuestas extremistas de izquierda o derecha. Nuevamente se ha impuesto la cordura, marcado por el acento del centro político, no el partidario, si no el centro político ciudadano, ese que quiere y demanda soluciones concretas a problemas reales, como son las pensiones, la salud, educación y la seguridad, y no ilusionismo político ni revanchas político-partidistas.
Los políticos ya no tienen excusas, ahora deben “trabajar” por lograr los acuerdos que permitan construir respuestas viables y duraderas a estas necesidades urgentes de los chilenos. Deberán abandonar su trinchera política, para buscar soluciones de corto, mediano y largo plazo, ya que los problemas ciudadanos no son solo responsabilidad del gobierno de turno, es del sistema político en su conjunto, del poder ejecutivo, legislativo y los propios partidos.
Para avanzar en respuestas efectivas, necesitamos recuperar una agenda de modernización del Estado, que nos permita construir un modelo eficiente y eficaz, que supere la discusión dicotómica del minimalismo o maximalismo del Estado, representado por los anhelos de la derecha e izquierda extrema respectivamente, para construir un Estado fuerte, que nos permita enfrentar los problemas de seguridad, aumentado la cantidad y calidad de la fuerza policial (civil y uniformada) y de gendarmería, y al mismo tiempo frenar los abusos de actores en el sector público y privado, dotando al Estado de mayores herramientas y recursos en áreas claves como Contraloría, Servicio de Impuestos Internos y Superintendencias, para lograr fiscalizar de forma oportuna al mundo público y privado, para avanzar en transparencia y superar la corrupción, generando los incentivos correctos para dejar atrás las prácticas de colusión, evasión y elusión tributaria, ya que un país solo se puede desarrollar con un sector público y privado moderno, pero sobre todo transparente y honesto que recuperé la fe pública.
Esto implica necesariamente, que el Estado haga un mejor uso de sus recursos, evaluando la eficiencia del gasto y la inversión, para destinar recursos a las áreas claves que nos permitan asegurar las condiciones para el crecimiento y desarrollo del país. También requiere de honestidad y valentía del sistema político, para dejar de defender sistemas ineficientes como el sistema de AFPs, que hoy entrega pensiones un poco más dignas solo gracias al aporte mayoritario de recursos públicos, para avanzar en la construcción de un sistema moderno de Seguridad Social, con participación público-privada que entregue mejores beneficios y condiciones a los ciudadanos.
El sistema político ya no tiene excusas ni tiempo, la ciudadanía escrutará cada vez con mayor fuerza el desempeño de los actores y partidos políticos, ya que Chile requiere que avancemos en soluciones y certezas, dejemos la politiquería y avancemos en una POLITICA con foco y de cara a la ciudadanía, porque Chile lo requiere y lo necesita con urgencia.